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[Análisis] The Touryst para Nintendo Switch

En esta ocasión, os traemos un indie especial, no solo por su peculiar apartado artístico y su original propuesta, sino por que viene de las mentes de Shin’en Multimedia, un estudio con sede en Alemania que ha querido desmarcarse de los juegos de carreras por los que son tan conocidos (aquellos de la serie Fast Racing) para brindarnos una propuesta tan divertida como tropical.

Así es, hoy venimos a contaros acerca de The Touryst, un nuevo título en el que encarnaremos a un turista (válgame la redundancia) que tendrá que ir recorriendo distintas islas tropicales para resolver puzzles y solucionar más de un entuerto a sus habitantes. Así, puede que ya casi estemos en pleno invierno, pero os invitamos a que os pongáis manga corta y nos acompañéis en este análisis en el que os hablaremos de si esta curiosa aventura merece o no la pena. Sin más dilación, ¡vámonos de vacaciones!

Una travesía tropical al cubo

Si hablamos de un juego como este y empezamos tratando su argumento, nos daremos cuenta de que éste al final no es más que una mera justificación para que la jugabilidad se vaya desmelenando poco a poco. Entrando en materia, en esta ocasión encarnaremos a un turista cualquiera que aparece en Touryst Island, un lugar paradisiaco que esconde un misterioso monumento denominado TOWA Monument, el cual porta en sus entrañas una serie de pedestales que han de ser ocupados por objetos denominados “núcleos de monumento”,los cuales se encuentran desperdigados por diversas islas.

Así mismo, como somos un turista la mar de curioso y claro, estamos de vacaciones, no dudaremos en ir de isla a isla recolectando núcleos para lograr satisfacer nuestra curiosidad y saber qué esconde tras de sí la isla que da nombre al título. De tal modo, a lo largo de la trama se irán desarrollando todo tipo de situaciones que nos harán recorrer islas como Ybiza o Santoryny (¡que no se note la inspiración!) a la vez que resolvemos los entuertos de sus poblaciones, afrontamos puzzles de lo más divertidos y realizamos todo tipo de actividades, las cuales irán desde bucear un poco hasta jugar en máquinas recreativas, pasando por otras con unos controles algo más toscos como hacer un recorrido en canoa o surfear.

Precisamente, uno de los puntos más fuertes del juego y lo que más nos ha entusiasmado del mismo ha sido la variedad de cosas que hay por hacer, y es que si bien el título no es demasiado largo (nos ha durado una docena de horas, a lo sumo) nos ha sabido mantener enganchados todo el tiempo, haciendo que no hayamos sentido que estábamos haciendo algo reiterativo en ningún momento. Así, ante todo, es un juego hecho con mimo; de hecho, se nota que ha sido un proyecto pasional del estudio, y eso es lo que le otorga una de sus mayores fortalezas.

Toca darle al coco

Como os mencionamos en el apartado anterior, en The Touryst tendremos mil cosas por hacer, todas breves, pero la mar de entretenidas. En concreto, la dinámica que seguiremos será la de ir a una agencia a contratar viajes a distintas islas, cada cual con localizaciones únicas como pueden ser un mirador, un emplazamiento para bucear o una mina donde conseguir diamantes. Por supuesto, dichas islas no estarán deshabitadas, y en ellas encontraremos lugareños que nos encargarán todo tipo de misiones (algunas opcionales y otras obligatorias) para hacer de nuestra aventura algo más rico y duradero.

En concreto, una actividad que nos gustó bastante y que hemos querido mencionar es la de las máquinas arcade, ya que podremos intercambiar monedas para jugar a una pequeña selección de títulos clásicos entre los que se incluye una especie de demake (es decir, versión con peor resolución) del título estrella de la compañía, Fast Racing. También, no podemos dejar sin mencionar la inclusión de un modo foto bastante generoso a la vez que necesario debido a la belleza que rezuma el juego, apartado del cual hablaremos después.

Por otra parte, tampoco faltarán los coleccionables, que aunque no sean numerosos, alargan un poco más la vida del juego; estos serán los mensajes en botellas que podremos encontrar desperdigados por la isla y las monedas, las cuales nos servirán para comprar todo tipo de bienes en el transcurso del juego como pueden ser el acceso a nuevas islas o habilidades de uso prácticamente obligatorio para nuestro personaje.

Así mismo, está bien hablar de un punto importante que queremos aclarar es que en este juego no contaremos con una barra de vida; si nos hacen daño de alguna forma (es decir, si nos caemos, nos aplastan…), simplemente volveremos a empezar desde el último punto de control, así que no existirá una forma de alcanzar una pantalla de “fin de juego” como tal.

Para finalizar, no podemos dejar sin describir a las mazmorras, lugares de máxima importancia en donde se nos presentarán la mayoría de puzzles más escabrosos del juego, los cuales requerirán no solo destreza mental, sino algo de habilidad y mucho juego con la perspectiva, algo fundamental para superar sus secciones más plataformeras. Esto lo decimos porque, si nos quedamos atascados en algún momento, no recibiremos ningún tipo de pista o ayuda; dependeremos de nosotros mismos si queremos no quedarnos atascados y continuar con la aventura. Como es obvio, esto podrá resultar frustrante para algunos, sin embargo, no consideramos que sea algo negativo, ya que de por sí la dificultad del título no es tan elevada como para suponer un reto imposible para cualquier jugador que se atreva a sumergirse en él.

¡Vaya vacaciones!

Una vez tratados los componentes jugables del juego, es hora de hablar de un apartado que bien podría ser lo que diferencia más al título y lo que llama más la atención del mismo; su aspecto visual. Y es que a primera vista, nos daremos cuenta de lo evidente; todo está hecho con cubos. Sin embargo, conforme nos ponemos manos a la obra y vamos profundizando, nos damos cuenta del desafío de diseño y de la originalidad de dicha característica; ¿recordáis la sensación de que estábamos viendo una maqueta en movimiento cuando jugábamos a The Legend of Zelda: Link’s Awakening? Pues dicho sentimiento ha vuelto a nuestra cabeza con cada isla (cada cual con un pequeño bioma o temática característica que aporta riqueza visual al conjunto) que hemos visitado en The Touryst. Así es, en pocas palabras, el apartado visual es una auténtica delicia, artesanal cuanto menos, y uno de los aspectos más originales del juego en su conjunto.

Lastimosamente, no se puede decir lo mismo de su banda sonora, conocida precisamente por su ausencia; la mayor parte del tiempo no escucharemos más que el sonido ambiente de la isla que nos encontremos, así como los efectos de los movimientos que vayamos haciendo. Desde luego, esto nos hace pensar que el estudio ha optado por crear una situación más inmersiva con la ausencia de música que nos pueda disociar y evitar que nos abstraigamos del juego, sin embargo, sigue siendo algo que achacarle, ya que si de por sí temas hay pocos, los que hay tampoco destacan demasiado (a excepción, tal vez, de aquellos que podemos comprar en una tienda de discos y que sonarán únicamente en cierta discoteca).

Del mismo modo, no tenemos nada que reprocharle al apartado técnico del juego; no hemos experimentado ningún tipo de ralentización o problema durante la aventura ya que todo está muy pulido. Además, el juego se encuentra localizado a un perfecto castellano, así que no nos perderemos de un detalle. Por último, destacar el uso de la iluminación empleado por el estudio, el cual dota de vida a todos los elementos del juego, haciendo que luzca de maravilla desde la vegetación hasta la escasa iluminación de las cuevas más oscuras que tengamos que recorrer.

Conclusión

El título del que hoy os hemos hablado no es solo lo que podríamos llamar como “una aventura veraniega por excelencia”, sino que se trata de uno de los mejores juegos indie que hemos tenido el placer de probar en todo lo que lleva de año. Sin lugar a dudas, su originalidad pasmosa y el sentimiento perenne de que estamos ante un proyecto pasional tratado con bastante mimo nos han embriagado durante la aventura con nuestro excéntrico turista.

Como es habitual, Shin’en Multimedia no decepciona, y aún fuera de su campo de costumbre, nos ha sabido brindar con un título más que digno que, a pesar de sus flaquezas como pueden ser su corta duración o algunos problemas más técnicos como no poder modificar el esquema de controles, resulta redondo y una buena experiencia, rica gracias a su variedad y divertida como ninguna otra.

Con esto, ya está todo dicho. Nosotros os hemos hablado en detalle acerca de los aciertos y los fallos de este título; uno encantador y fugaz, tal vez como las vacaciones de verano, las cuales disfrutamos al máximo y acaban siempre esfumándose cual brisa, solo para acabar volviendo eventualmente. Con los buenos juegos ocurre lo mismo. Dicho lo cual, como siempre, solo queda una pregunta por resolver, ¿os apuntáis a unas nuevas vacaciones de escándalo? ¡La elección es toda vuestra!

The Touryst ya se encuentra disponible en formato digital a través de la eShop de Nintendo Switch a un precio de 19,99€, estando totalmente localizado al castellano y ocupando un pequeño espacio total de 204,00 MB.

8.5

[Análisis] The Touryst para Nintendo Switch

Puntuación Nintenderos: Muy recomendado

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • Una apuesta original y con mucho encanto.
  • Muchas actividades entre las que se incluyen jugar con máquinas arcade o bucear.
  • Una buena variedad de islas y puzzles interesantes a resolver.
Flojea en:
  • Una duración no demasiado extensa.
  • No poder modificar el esquema de controles.
  • Echamos en falta una banda sonora más presente en la aventura.