[Análisis] Air Conflicts: Secret Wars

Análisis Análisis Switch Nintendo Switch

[Análisis] Air Conflicts: Secret Wars

Los títulos de aviones y cazas han conseguido asentarse en Nintendo Switch. Algunos con un perfil más simulación que nos ofrecen una experiencia más inmersiva y realista; mientras que otros ofrecen un toque más arcade que permita una jugabilidad más sencilla y directa. Otra cosa de la que el catálogo de Switch dispone es de ports, unos mejores que otros. El port de Air Conflicts: Secret Wars no es, precisamente, de los buenos, aunque conseguirá atraer a aquél público que le encanten los aviones y perdone sus fallos.

Dominar los cielos no es tarea fácil

Antes de comenzar, deciros que el título ofrece la posibilidad de jugar en modo simulación (el que recomendamos) y el arcade. Es cierto que hay diferencias, pero no son demasiado sustanciales porque el título tiende a ser demasiado “facilón”. Para manejar nuestra nave tendremos que acelerar con Y y decelerar con X (hubiera sido más fácil con el joystick derecho, la verdad) y dispararemos con A/ZL y con B/ZR. La impresión que da esta disposición de botones es que no han pensado seriamente en ella, porque el hecho de acelerar o frenar en el aire y disparar a la vez se hace de lo más engorroso. Al principio, tenemos la sensación de que nos acostumbraremos al paso de los minutos, pero ocurre justo lo contrario. Cuanto más avanzamos en la historia y más difícil es el reto (aunque nada del otro mundo) nos darán ganas de estampar los Joy-Cons o el mando, precisamente, por estos tediosos controles.

No obstante, sigue haciéndose divertido el ir persiguiendo aviones enemigos hasta acabar con ellos, más si cabe cuando jugamos en primera persona desde la cabina del avión, que ofrece total y absoluta inmersión. La sensación de acabar con ese maldito enemigo que no paraba de escabullirse es maravillosa. Las diferencias entre los distintos aviones que podremos escoger en la campaña son importantes, aunque antes de empezar una misión se nos “recomendará” el uso de uno en especial, por lo que no temáis. Escoger un avión más ágil o veloz puede parecer tentador, aunque…¿soportará la lluvia de balas? Es reconfortante notar alguna que otra diferencia entre los aeroplanos para que así no sea tan “plano” el título. Además, iremos cargando la barra de Adrenalina, que nos introducirá en un modo a cámara lenta donde podremos hacer virguerías si somos duchos.

Una historia sin mucho que contar

Encarnando a una piloto, DeeDee, cuyo mentor no es otro que el amigo de su difunto padre, deberemos de ponernos al frente de nuestro avión para combatir en la segunda guerra mundial. Los personajes carecen de demasiado carisma, incluso la personaje principal, una lástima puesto que se podría haber hecho algo mejor en cuanto a ritmo y trama. Nos moveremos por diferentes escenarios que fueron importantes durante esta guerra, aunque no se profundiza, casi nunca, en ninguno de ellos.

La historia es, simplemente, un mero hilo conductor para que vayamos pasando por diferentes estilos de misiones y evitar el aburrimiento del jugador: llegar del punto A al B, acabar con una serie de enemigos, colarnos en X base pasando desapercibidos, etc. Es cierto que hay variedad, la pena es que no se aproveche del todo y que acabemos aburridos al paso de las horas. Además, los bugs y glitches son muy frecuentes, incluso llegando a quedarse la pantalla en blanco en una de las escenas cinemáticas. Se nota que el juego necesita actualizaciones como el comer.

Gráficos precarios y sonido rotundo

Empecemos por lo bueno, los aviones están fielmente recreados y, en mi particular opinión, son una de las pocas cosas pasables del título. Nos encontraremos con representaciones fidedignas de diferentes colosos que harán las delicias de los fans de la aviación. No obstante, ahí se acaba todo lo bueno del apartado gráfico, puesto que nos encontraremos con escenarios completamente vacíos y sin alma, denotándose poco o ningún trabajo por querer mejorar lo que este port nos podía ofrecer a los jugadores de Switch.

En cuanto al apartado sonoro, solo decir que cumple con lo mínimo exigible. Ofrece unas melodías bastante interesantes y que casan con lo que sucede en pantalla. Por otra parte, el sonido de los motores, de las balas pasando por al lado o chocando en nuestro avión, así como las explosiones y el sonido de las ametralladoras y los cañones es soberbio.

Online muy vacío

El apartado online es una de las principales bazas que tiene este título, pero tiene un problema, la poca cantidad de usuarios que juegan diariamente a él. Encontrar partida se hace casi imposible por la escasez de público, una pena porque, una vez dentro, se consigue disfrutar bastante. Las peleas entre jugadores son infinitamente más placentera que contra la IA del título. No obstante, a la escasez de jugadores se le añaden problemas de Lag (solo lo he visto paliado al jugar con cable LAN) que pueden sacar de quicio a más de uno.

Conclusión

La escasa duración, apenas unas 6-7 horas, y rejugabilidad del título, así como un control para nada pensado hacen de este juego un título muy poco aconsejable para todo aquél que no sea fan del género. El apartado gráfico tampoco se ha pulido, notándose demasiada desidia y dejadez en este port para la consola de Nintendo. Por otro lado, el online, vacío y con problemas de conexión, podría haber sido una gran baza a su favor, pero se ha quedado muy estancado.

Air Conflicts: Secret Wars se encuentra disponible en la eShop a un precio de 19,99 euros y ocupa un total de 1,663 GB.

3.6

[Análisis] Air Conflicts: Secret Wars

Puntuación Nintenderos: Ni te acerques

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • La recreación de los aviones.
  • La sensación de pilotaje si no tenemos en cuenta la distribución de los botones.
  • Los efectos de sonido están bien logrados.
Flojea en:
  • La historia es tremendamente aburrida y solo sirve como hilo conductor entre misiones.
  • Duración bastante corta, aún en máxima dificultad.
  • Fallo en la IA de los enemigos.
  • Gráficamente se nota desidia y dejadez.


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