[Análisis] Momodora: Reverie Under the Moonlight

Análisis Análisis Switch Nintendo Switch

[Análisis] Momodora: Reverie Under the Moonlight

De un tiempo a esta parte, la industria de los juegos indie ha ido viendo un crecimiento exponencial que se ha traducido en una mayor calidad de numerosos títulos provenientes de pequeños estudios, y el que hoy nos ocupa no se trata de una excepción. En esta ocasión analizaremos Momodora: Reverie Under the Moonlight, cuarta entrega de la serie de juegos desarrollada por el estudio Bombservice, que tras su paso por otras plataformas ha llegado finalmente a Nintendo Switch de la mano de DANGEN Entertainment, empresa que ha publicado y desarrollado el port para la híbrida.

La búsqueda de una joven para salvar su hogar

La historia de este título nos traslada a una tierra maldita en plena decadencia, donde la maldad no deja de extenderse. En dicho lugar se sitúa una aldea llamada Lun, de donde procede una joven sacerdotisa llamada Kaho, a la cual controlaremos en su periplo a contrarreloj por conseguir una audiencia con la reina y salvar a los suyos antes de que sea demasiado tarde. Aunque, como tal vez hayáis podido intuir, la historia porta unos tintes algo oscuros, lo cierto es que el diseño de los personajes sirve como yuxtaposición a dicho hecho, ya que todos tienen una estética bastante alegre y llamativa (con alguna excepción, claro).

Hablando de los personajes, aunque la historia no sea el foco principal del juego, nos encontraremos con multitud de NPC de lo más variopintos, que nos ofrecerán en sus conversaciones con ellos tanto información críptica de hechos que podrían suceder en futuras entregas como divertidas conversaciones, todas localizadas a un perfecto castellano, algo extraño para títulos de tan pequeño calibre.

¡Una joven de armas tomar!

Esta entrega de Momodora podría ser clasificada como un clásico metroidvania, con unos controles refinados con respecto a las anteriores entregas que ahora son la mar de fluidos, pudiendo atacar a los enemigos tanto a distancia con nuestro arco como cuerpo a cuerpo. Por supuesto, habrá enemigos a los que tendremos que atacar de una forma específica para poder hacerles daño, y es que ese se tratará de uno de los muchos acertijos que propone el juego. Desde paredes invisibles hasta mecanismos que tendremos que activar a distancia, el título nos ofrecerá multitud de puzzles, los cuales nos harán pararnos a pensar en qué hacer para continuar con nuestro periplo. No obstante, habrán algunas partes en las que sentiremos cierta repetitividad, haciendo algo tediosa la experiencia si decidimos jugar al título de una sola sentada.

Hablando de la dificultad, aunque el juego nos da a elegir al principio entre tres modalidades (fácil, normal o difícil), lo cierto es que conforme hemos ido avanzando en la partida hemos notado picos bastantes pronunciados en los que, o el juego resultaba bastante sencillo, o nos mataban de un par de golpes continuamente. Así, sin importar el grado de dificultad que elijas, habrá partes del juego en las que tendrás que andar con ojo de no dar un solo paso en falso. Por otra parte, el juego está estructura de una forma en la que cuenta con varios mapas que van desde una ciudad en la penumbra hasta un verde bosque, cada uno con sus enemigos característicos y un jefe al que tendremos que derrotar con diferentes mecánicas que tendremos que averiguar por nuestra cuenta.

Finalmente, el sistema de guardado tiene lugar en unas campanas situadas estrategicamente por todo el mapa, las cuales además nos servirán de puntos clave para restablecer nuestra salud mientras pensamos en nuevas estrategias para hacernos paso por las zonas más peliagudas.

Una reminiscencia al pasado

El juego, aunque hecho con GameMaker Studio, pone todos sus recursos al servicio de que nos sintamos desplazados a otra época: una estética bellísima, una atmósfera encantadora… y un formato 4:3 que viene por defecto y que podría no ser del gusto de muchos jugadores ya que no puede ser cambiado en ajustes.

Hablando de su banda sonora, es evocadora y va acorde todo el tiempo a lo que el juego nos quiere hacer sentir, apostando por una aproximación orquestal que no se hace nada pesada y, que aunque puede que no se nos vaya a quedar grabada en la memoria, hace la experiencia más llevadera, logrando transmitirnos los sentimientos de la protagonista a la vez que jugamos metidos en su piel.

Por último, la duración es de unas 5 horas, que se pueden alargar algo más en dependencia de la habilidad del jugador ante los retros antes mencionados que llega a proponer el título en algunos de sus segmentos.

Conclusión

Si lo que estás buscando es un título de desplazamiento lateral a la vieja usanza con una atmósfera algo oscura pero evocadora y que te suponga un reto en algunas de sus tramos, todo ello acompañado de una banda sonora orquestada y unos personajes algo excéntricos pero interesantes, este título es para ti. Aunque se pueda ver lastrado por un obligatorio formato 4:3 y una dificultad algo desproporcionada en ciertas partes, sigue siendo bastante disfrutable en todo su conjunto, incluso dejando de lado su historia, la cual solo supone una pequeña parte de la experiencia que supone ir a través de lo que nos ofrece el título. De modo que solo queda una pregunta por responder, ¿te unirás a Kaho en su aventura para salvar su tierra maldita?

Momodora: Reverie Under the Moonlight ya se encuentra disponible en formato digital en la eShop a un precio de 13,99€ y viene completamente traducido a multitud de idiomas, entre los que se encuentra el castellano.

7.6

[Análisis] Momodora: Reverie Under the Moonlight

Puntuación Nintenderos: Recomendado

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • La banda sonora es sumamente evocadora.
  • La bella estética del título logra su cometido de sumergirnos en otra época.
  • Los controles son fluidos y los puzzles abundantes.
Flojea en:
  • Picos de dificultad algo desproporcionados.
  • El obligatorio formato 4:3 podría no agradar a todo el mundo.
  • Puede volverse algo repetitivo.