Periféricos del pasado, Konami y LaserScope

Artículos NES

Periféricos del pasado, Konami y LaserScope

Mientras Nintendo disfrutaba del éxito de su NES, una Konami llena de inspiración sacaba obras de arte llenas de diversión. Puede que por el divino momento por el que pasaba los padres de Castlevania decidieran dar un paso más y adentrarse en un universo paralelo, en los periféricos y su jugabilidad, naciendo así LaserScope.

¿Mandos? ¿Pistolas? Si y no, la idea de Konami era evolucionar la jugabilidad desde fuera del cartucho, es decir, romper la barrera entre el mando y el jugador con el fin de alcanzar una experiencia inmersiva, por ello, y llegado el año 1990 sale al mercado LaserScope.

La principal característica de este particular periférico es que el mando se convierte en un aparato inservible y las manos no controlan el destino de los personajes del videojuego, entonces, ¿cómo se juega? A través de la voz. Si, habéis leído bien, el actor principal sale de las cuerdas vocales. LaserScope se coloca sobre la cabeza del jugador, el periférico cuenta con una mirilla que cae sobre el ojo derecho (que es usada para apuntar a nuestros enemigos), también incorpora un micrófono que tiene la función de recibir las órdenes para que posteriormente sean interpretadas y ejecutadas. Con esta premisa, el jugador, como si de una película de ciencia ficción ochentera se tratara, se colocaba el casco y comenzaba la aventura… o ¿desventura?

Laser Invasion fue el único juego desarrollado en exclusiva para LaserScope aunque el periférico también era compatible con cualquier juego que hiciera uso de la pistola de NES. Aunque sobre el papel podía resultar atractivo en la práctica era todo lo contrario, por un lado, el reconocimiento de voz era anecdótico, cualquier ruido de fondo era interpretado como el comando de voz “Fire” obligando a jugar en un ambiente limpio de ruidos. Además, decir una y otra vez el comando de disparo… digamos que no era excesivamente divertido.

LaserScope pasó por el mercado con más pena que gloria, aunque no deja de ser un aparato curioso y digno de mantener en cualquier colección retro, si quieres hacerte con unas puedes hacerlo por unos 150€.