[Análisis] Crimsonland

Hace ya más de diez años que 10tons trajo Crimsonland a PC en forma de un shooter con perspectiva cenital cuya única premisa era la de sobrevivir a cientos de hordas de enemigos dispuestos a acabar con nuestra vida. Y como podéis intuir por nuestro análisis, han considerado una buena idea disfrutar de la supervivencia y los disparos también en modo portátil gracias a Nintendo Switch. ¿Habrá merecido la pena?

¡Sobreviviré!

Crimsonland no es un juego que se proponga quebraros la cabeza ni haceros profundizar en su historia, que es prácticamente inexistente. Y nos lo deja claro desde el menú de inicio, donde podremos elegir entre hacer las Quests o competir en el modo Survival.

Para las Quests, que es el que podemos considerar el modo principal del juego, tenemos seis capítulos, contando cada uno de ellos con diez episodios que debemos superar para poder abrir el siguiente. Una vez completados los diez episodios de un capítulo, podremos acceder al siguiente.

Que se divida en capítulos no marca ningún tipo de historia ni siquiera una dificultad progresiva, ya que podéis encontraros, por ejemplo, el cuarto nivel de un episodio más complicado que el noveno. Los niveles sí que van determinando el tipo de enemigos que nos encontramos, y a medida que avancemos serán más abundantes. Pero no os preocupéis, contamos con un importante arsenal de armas que iremos descubriendo a medida que avanzamos en el juego, además de una serie de ítems y power up que nos salvarán el pellejo en más de una ocasión: volverte radiactivo durante unos segundos, tiempo bala, bombas atómicas, recuperar vida, conseguir un aura explosiva….

En la pantalla veremos todos estos iconos aparecer entre cientos y cientos de enemigos, y en la parte superior tendremos únicamente las barras de progreso correspondientes al nivel en el que estamos participando. Al empezar, en las esquinas, podréis ver la opción de unirse para hasta cuatro jugadores, gracias a su cooperativo local. Todo ello, eso sí, en un perfecto inglés.

Jugando con la dificultad

En el modo Quests podremos empezar primeramente con una dificultad de grado Normal, pero una vez superada, podremos acceder a los mismos episodios en dificultad Hardcore, y superado este a su vez, en la caótica dificultad Grim.

También a medida que vayamos ganando en el nivel Normal abriremos nuevas opciones para el modo Survival, donde nuestro reto será aguantar con vida el mayor tiempo posible acabando con las cantidades de criaturas suficientes como para conseguir más y más puntos, que nos elevarán en un puesto de honor en un ranking de supervivientes.

Dentro de estas opciones del modo Survival tenemos:

• Survival: Modo clásico en este tipo de eventos donde debemos aguantar con vida el mayor tiempo posible contando con todos los elementos que salen en el modo Quests.
• Rush: Sobrevive a la invasión alien solamente con tu rifle de asalto.
• Weapon Picker: Tendremos munición limitada y aparecerán armas de forma aleatoria a lo largo del escenario. Afinad vuestra puntería y guardad las cuentas, que las balas son oro.
• Nukefism: No tenemos armas. Solo contamos con las bombas nucleares y otros ítems del juego para defendernos.
• Blitz: Con las mismas características y ventajas del Survival clásico pero con un frenetismo increíble desde el primer segundo.

Un punto de mira arcaico

Se nota a la legua en el apartado gráfico que Crimsonland es un juego que cuenta con 15 años a sus espaldas, pues tanto los escenarios, los enemigos y los efectos, así como el protagonista, muestran diseños sencillos, con poco detalle y pobres en general. Hay que decir a su favor que, podemos ver cientos de enemigos moviéndose a la vez en pantalla sin que se sufra ningún tipo de ralentización, tanto en modo sobremesa como en portátil.

La vista cenital permite con cierta facilidad la aparición de tantos enemigos en escena y nos deja un amplio rango de movimiento para planificar nuestros pasos. Eso sí, tanto el protagonista como los enemigos cuentan con tamaño que en modo portátil puede llegar a fatigaros un poco si le echáis muchas horas seguidas.

En el apartado sonoro no hay nada destacable: sonidos de armas, efectos escasos de los enemigos, la voz del quejido del protagonista cuando perdemos la vida, melodías cañeras en pocas dosis… ningún aspecto del sonido de Crimsonland va a quedarse en vuestra memoria como un detalle sobresaliente del juego.

En cuanto a su jugabilidad, haremos uso de los dos pads de control de los Joy-Con, controlando como en un típico shooter, la dirección con uno y el giro con el otro. El sistema de apuntado no es todo lo preciso que se desearía, pero por lo general el resultado es correcto y permite jugar sin desesperarse.

¡Matar! Matar o morir…

Pasa algo curioso con títulos como Crimsoland, y es que a pesar de su tremenda sencillez argumental, artística e incluso de control – solo usaremos el botón de disparar y el de recargar- el juego resulta altamente divertido, siendo ideal para despejarse en esos ratitos en los que no queremos otra cosa que hacer desaparecer hordas y hordas de enemigos bajo el sonido de las balas.

Los episodios son sencillos de superar y aunque os aventuréis en los niveles de dificultad más altos, si le pilláis el punto al control y al uso de los power up, no tendréis problema en superar con satisfacción cada uno de ellos. Son cortos, sí, pero intensos.

¿Cuenta con contenido suficiente Crimsonland? Pues depende de cómo se mira. Los episodios no varían en niveles de dificultad más altos, pero sí que resulta apetecible seguir matando bestias con un puntito más de complicación, por lo que os sentiréis incitados a pasar sus 60 capítulos en sus diferentes niveles de dificultad.

Por otra parte, el modo Survival y sus diferentes opciones, aunque resultan bastante parecidas entre sí, le aporta algo más de vida al título, sobre todo si os marcáis como desafío aparecer en el número uno del ranking de cada prueba.

Conclusión

Crimsonland es lo que es: un shooter de perspectiva cenital donde debemos sobrevivir a cientos de enemigos con el poder de nuestras armas e ítems. Punto. Olvidaos de historias elaboradas, de exploración o de cualquier otro tipo de aliciente. Y el caso es que resulta bastante divertido despejar nuestra mente mientras  nosotros despejamos los escenarios de bestias infectas con sed de sangre. El apartado artístico es arcaico, el control es mejorable y el contenido, por lo general, escaso. Pero el juego divierte y puede resultar una buena opción para echar unas partidas en los descansos entre títulos más largos o incluso en vuestros trayectos de casa al trabajo o a la escuela. Podéis adquirirlo ya en la eShop de Nintendo Switch al precio de 13,99 € y ocupa solamente 86,7 MB de memoria.