aqui va el final.dije que sería ayer, pero no tuve conexion ¬¬ lo siento.

19 de octubre

Queridísimo señor Bracanus:

Me pongo en contacto con usted para informarle de que los bienes del joven Terencio que salieron ilesos de las llamas, ya han sido donados a distintos centros de jóvenes necesitados. No es que hubiera mucho: si acaso las armas de fuego, y alguna que otra espada que se encontraba entre las cenizas de los blasones. Decidimos vender estos objetos y donarlo a alguna casa de acogida de otras provincias, puesto que lo jóvenes no deben ser instruidos bajo la tutela de las armas. Sin embargo, el piano del señor quedó intacto, y tan maravilloso instrumento no era digno de ser vendido, así que lo donamos tal cual, para que, sin duda, algún talentoso joven pueda disfrutar de la verdadera música, al igual que lo hacía la joven amada del señor Terencio. ¡Días enteros pasaba la chica tocando piezas sin parar! Y cómo lo hacía…su melodía parecía tocada por los mismísimos ángeles. No es para menos. Sin duda tenía mucho talento, pero ese piano sonaba de forma especial debido, sin duda, a la calidad de la madera con la que lo hicieron. El joven Terencio estaba muy descontento con la negativa de su prometida de construir el cabecero de su cama con esa bella madera negra procedente de Dios sabe dónde. Ella solo quería caoba para hacer la preciosa talla de la que ahora solo quedan cenizas, y así se hizo. Sin embargo, el joven consideraba a la caoba estar por debajo de las exóticas maderas negras, por lo que, sin que se enterara la joven, encargó un palé de importación, y con ella ordenó al carpintero construir el piano donde la joven daba riendas a su talento pensando ella que el instrumento era de fina caoba. Se nos hizo a los sirvientes guardar el secreto para que la joven no encolerizara. Fue entonces cuando empezó a enfermar y a perder poco a poco la consciencia, a pesar de que seguía tocando hasta que quedó inutilizada. Qué desgracia, nunca llegaré a entender qué le pudo pasar. En todo caso, este hermoso instrumento ha sido lo único de valor que ha sobrevivido a las voraces llamas y me siento orgullosa de que algún joven provinciano sepa darle un buen uso a esa belleza de negra madera que la joven no podía dejar de tocar.

Se despide atentamente Roselia, ama de llaves del Señor Terencio.