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[Artículo] El verdadero significado de Pokémon

Ha llegado el día: hoy se ha puesto a la venta Pokémon Espada y Escudo. Por lo que al fin, los buenos samaritanos que han esperado pacientemente al lanzamiento de las nuevas entregas pueden zambullirse en su aventura en Galar, y eso tendría que ser motivo de celebración, ¿no es así? Claro, hoy es un día para celebrar, jugar y pasarlo bien, no obstante, con esta pieza que os estoy escribiendo ahora tengo una intención firme, y es la de invitaros a que también sea un día para reflexionar, no solo acerca de todo lo que ha estado ocurriendo con este lanzamiento, sino para plantearos una idea mucho más importante.

Antes que nada, resaltaros que podéis estar tranquilos, nuestro análisis (el cual os aseguro que estará hecho con muchísimo cariño y pasión) llegará dentro de poco, y en él os hablaremos de todos esos aspectos del juego tan polémicos y aparentemente tan importantes para la comunidad como pueden ser el número de criaturas incluidas, la trama, el rendimiento, e incluso si así lo deseáis hasta el número de polígonos que tienen los árboles del Área Silvestre. No obstante, sentía la necesidad de escribir esto el día de hoy, y aquí os lo traigo. Así pues, mi pregunta es la siguiente, ¿qué significa realmente Pokémon para vosotros? Puede parecer una cuestión simple, ya que al fin y al cabo es una franquicia intrínseca a la cultura popular, así que la respuesta es obvia; es simple entretenimiento. Entonces, ¿qué es el entretenimiento para vosotros? Mejor aún, en vuestra opinión, ¿qué significan los videojuegos?

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Ciertamente, se podría contestar dicha pregunta de muchas formas, pero mis respuestas están bastante claras. Si nos ponemos cínicos, es obvio que los videojuegos se tratan de programas informáticos con fines generalmente de ocio; el esfuerzo continuado de un grupo de personas de distinta envergadura que pueden incluso llegar a privarse del sueño para entregar, haciendo uso de la virtud de la tecnología, la creatividad, la logística, las matemáticas y varios meses o incluso años de esfuerzo, algo que supone la máxima expresión de sus sueños y deseos. En otras palabras, los videojuegos son un producto que supone el pan de cada día para muchísimas personas (no solo para quienes lo desarrollan, sino para quienes los distribuyen, traducen, promocionan o incluso analizan), y el divertimento de otras tantas.

Porque sí, por muy elaborados que estén,  los videojuegos no los hacen entes empresariales sin escrúpulos ni robots inertes, sino seres humanos con sus propios sentimientos y expectativas, que trabajan día sí y día también con las esperanzas de lanzar al mercado un producto del que se puedan sentir orgullosos a pesar de las adversidades que se puedan presentar. Al final, aunque muchos lo pasen por alto, todos somos personas. Sin embargo, pongámonos personales, e intentemos responder a la pregunta formulada nuevamente, otorgándole un enfoque más personal y humano.

Y así, la pregunta se repite; ¿qué son exactamente los videojuegos? Por mi parte, lo tengo bastante claro. Para mí, los videojuegos son aquello que ayudó a un grupo de niños con autismo a hacer amigos después de mucho tiempo sin poder conectar con los demás. Son aquello que permitió a una de mis mejores amigas (la cual tiene Asperger) a empezar a interactuar conmigo y abrirse al resto de personas. Son lo que ha inspirado la creación de muchísimas comunidades (como esta misma) y lo que ha sacado adelante miles de proyectos, y además, son lo que a mí mismo y a muchísimas personas más nos ha inspirado a hacer cosas nuevas, a aprender, e incluso a definir nuestro futuro profesional.

Los videojuegos no se quedan hoy en día en una pantalla, son una experiencia. Son aquellas quedadas para realizar torneos, ese grupo de niños que hemos sido todos alguna vez que se emocionan por controlar por primera vez a Link o a Mario, y, ante todo, los videojuegos son cultura, y la cultura nos define, tanto a nosotros como a nuestro propio legado. Sí, seguramente ya sabréis por dónde voy, pero Pokémon es, ante todo, una franquicia de videojuegos, y precisamente cumple de lleno con todo lo que estoy diciendo; la franquicia se ideó desde sus primeros juegos en blanco y negro con la idea de conectar con los demás, de crear vínculos entre las personas (¿por qué creéis que siempre han habido dos versiones distintas?), y por esa misma razón, es cuanto menos irónico lo que ha estado aconteciendo durante estos últimos meses.

Por supuesto, después de contaros todo este rollo meloso, algunos me diréis que las críticas son importantes, ya que como mismo a una madre le conciernen las notas que saque su hijo, aquellos que se quejan de los juegos se preocupan de que se pongan intereses comerciales por delante de los videojuegos, y que con ello se empañe todo lo bonito que representan. Muy bien, os comprendo, pero dejad que os cuente una cosa.

Desde un punto de vista editorial, a cada noticia que hemos publicado en la página, cada artículo, o cada mensaje en redes sociales con respecto a los juegos que hoy nos ocupan, la polémica era incesante. Lenguaje soez, críticas destructivas, acusaciones desde ser fanboys sin criterio hasta haters empedernidos y una sarta de comentarios tóxicos era lo que abundaba en cientos de mensajes en los que peleaban bandos, tanto de detractores como de defensores, de un producto cuyo propósito final era el de divertir a las personas y unirlas. ¿De verdad ha sido necesario que nos dividamos así? ¿Acaso no tenemos un objetivo común? Y ante todo, ¿no os parece contradictorio que un hobby que está pensado con el objetivo de unir a las personas y que pasen un buen rato, las fragmenten así y generen tanto odio? Es obvio que Pokémon es importante para todos, pero precisamente por eso tendríamos que ser civilizados e intentar apoyar a los desarrolladores para que sean mejores, en lugar de tildarlos de vagos o forzarles a cancelar eventos solo porque no nos gusta la forma que ha tomado su proyecto más reciente. Las semillas no florecen pisándolas, sino regándolas y cuidándolas. Las cosas mejoran con amor, nunca con odio.

En resumidas cuentas, el mensaje final que quiero transmitir con todo esto no es una defensa o crítica hacia los juegos, ya que aquí no hemos venido a hablar de ellos; sino que pretendo compartir con todos vosotros una pequeña reflexión que llevaba días formulando en mi cabeza y que he podido presentaros finalmente tras lanzarse el juego y pasar la tormenta. Somos una comunidad diversa, llena de opiniones, pero con un destino común: pasarlo bien y conectar con los demás. No importa el rumbo que tome una franquicia, sino el legado que ha dejado, y algo innegable es que todo lo que han dejado tras de sí los monstruos de bolsillo es de un valor inconmensurable. Tanto, que quedará arraigado por siempre en los corazones de todos los que hemos atrapado uno alguna vez y hemos tenido la valentía de llamarlo “amigo”.

Así que para terminar, os quiero pedir algo, y es que por favor, no manchemos ese legado. Paremos de una vez; juegos hay miles y por supuesto que seguirán llegando. Vivimos en una época maravillosa en ese aspecto donde todos podemos elegir qué jugar. Sin embargo, comunidad solo hay una, y no ganamos nada estropeándola a base de peleas sin sentido. Sed felices y disfrutad mucho de la nueva generación si así lo decidís. Nosotros lo haremos, y desde luego que estaremos encantados de escucharos y leeros hablar de ella, pero no os olvidéis de lo que realmente importa; aunque no sepáis lo que se venga en el futuro, nunca dejéis de disfrutar de esta maravillosa industria, y pensad en los demás a cada tecla que pulséis. Antes lo dije, y ahora lo reitero: el odio solo trae más odio, y el amor consigue hace crecer conexiones maravillosas, conexiones que, al fin y al cabo, son la máxima expresión de lo que se ha venido a discutir hoy: el verdadero significado de Pokémon.