[Análisis] Sinner: Sacrifice for Redemption

Análisis Análisis Switch Nintendo Switch

[Análisis] Sinner: Sacrifice for Redemption

La saga de Miyazaki ha conseguido crear adeptos en cada lugar del planeta, esto ha conseguido, obviamente, que surjan imitadores que traten de mejorar la fórmula, pero muy pocos han conseguido, si quiera, llegar al magnífico nivel de Dark Souls. El título que ahora nos ocupa es, sin lugar a dudas, una copia absoluta de esta franquicia y, al contrario que en otras ocasiones, no quiere negar la evidencia, en absoluto, encontrándonos ya de primeras con un personaje que, aunque un poco chibi, es un clon en apariencia que el personaje de portada de la franquicia de FromSoftware. ¿Tenéis muchos pecados que confesar?

¿Historia…? Apenas…

Nada más empezar a jugar nos damos cuenta de que este título no se toma demasiado enserio, no me malinterpretéis, entendemos que se ha puesto cariño en él, pero sus desarrolladores saben que estar a la altura de juegos como Salt and Sanctuary o Dark Souls está muy difícil, así que “reniegan” de la historia hasta niveles insospechados. Somos un guerrero, no tenemos a bien saber poco más de él, que debe acabar con una serie de monstruos, los cuales encarnan un pecado capital. Si bien se nos presenta una historia con una especie de fotogramas y unos subtítulos, no son unos momentos demasiado cuidados. Para que os hagáis una idea, ni si quiera hay una persona que narre la aventura, todo deberemos de leerlo y, para ser honestos, pierde seriedad el contarse de esta manera.

Sin embargo, pese a que en un principio se nos cuente lo suficiente como para saber qué le ha pasado a este, ahora, monstruo y cuál fue su pecaminosa vivencia, apenas empatizamos con lo sucedido y es todo tan sumamente genérico y simple que parece más una broma que un contexto. No obstante, como suele ocurrir en estos títulos, y como ya pasaba en Dark Souls, los personajes nos cuentan mucho más con sus actos que con sus palabras. El lore del juego se transmite mediante sus escenarios, los ataques rabiosos de los enemigos y su apariencia. La lujuria, por poner un ejemplo, dispone de dos fases bien diferenciadas, tranquilos no voy a entrar en spoilers, y tiene sentido argumental tanto en su primera forma como en la segunda. Hay más trabajo del que nos imaginamos en este juego, pero su historia está demasiado mal contada, es predecible y muy simplona.

7 son los pecados cometidos…

El comienzo de este juego es un poco estafador, debido a que se nos presenta un leve tutorial donde sí que nos movemos y, casi, parece que exploramos una pequeña área, pero es un espejismo, esto no es lo que os vais a encontrar en la aventura. Una vez superado, llegaremos a una zona donde los siete pecados están conectados y que será de enlace entre jefe y jefe. Esto nos da de bruces contra el suelo y nos quedamos un poco perplejos porque una de las cosas que hace grande a Dark Souls es su basta exploración y su interconexión de zonas, pero podría parecer que fue demasiado trabajo hacer algo parecido en este juego y esa parte la obviaron. Lo único que hacemos en esta zona es escoger el jefe contra el que nos queremos enfrentar, entramos a batallar contra él y, una vez caído, regresamos. Este camino deberemos de realizarlo con todos los enemigos y, para ser honestos, a más de uno se le hará corto el juego si ya ducho en las lides de los juegos hardcore.

El ttulo dispone de un As en la manga que, si bien algunos podría tildar de rastrero, es interesante y aumenta la dificultad del título. Cada vez que nos vamos a enfrentar contra un jefe final, deberemos de sufrir una especie de “penitencia” que nos mermará en combate. Por ejemplo, bajarnos la defensa, el ataque, el número de pociones curativas o, incluso, el vigor. Una vez completado el combate y salimos victoriosos tendremos dos opciones: recuperarnos de dicha penitencia o seguir y acabar con el resto de monstruos que nos restan. ¿Qué pasa si nos recuperamos? Que deberemos de acabar con el monstruo de nuevo porque habrá vuelto a la vida. Esto quiere decir que para llegar al final hay que superar todas las pruebas mermados hasta la extenuación, sin más. Aunque pueda parecer duro, no lo es tanto, porque podremos acabar con los jefes en el orden que nos de la gana y eso otorga un punto de estrategia muy interesante al juego. Sin embargo, también hay que decir que disponemos de un personaje que no va a progresar, sino a involucionar a medida que transcurre la aventura, así que no os esperéis un árbol de habilidades o algo parecido porque tampoco lo hay.

Debemos añadir que los monstruos no son demasiado inteligentes y suelen fallar más que una escopeta de feria. La pena está en que restamos muy poquita vida y ellos todo lo contrario, incluso disponen de ataques que te matarán de un solo golpe, por lo que nos sacará de quicio una y mil veces caer en la misma trampa o el mismo ataque. Además, los monstruos disponen de fases diferenciadas, algunos cambian de forma y otros de patrones de ataque, aunque otros no tienen ni lo uno ni lo otro, siendo bastante planos en su planteamiento. También comentar que cada uno de ellos posee patrones de ataque muy reconocibles y suele ser sencillo acabar con ellos si prestamos atención y, como norma, nos movemos hacia su espalda. Los amantes del género dudo que les cueste mucho este título, al menos cuando sufrimos de pocas penitencias.

Gráficos muy simplones y sonido decepcionante

Los escenarios y monstruos de Sinner no están demasiado bien cuidados. Es cierto que cada combate se encuentra en una zona concreta con un ambiente completamente diferente al del resto, pero no es suficiente. La mayoría de los escenarios y los monstruos podemos ver que son copias de juegos semejantes como Dark Souls, Bloodborne o NiEr Automata. Duele bastante ver que se ha sido tan poco creativo a la hora de diseñar un jefe final y su escenario. En particular, se llevarán las manos a la cabeza al ver una copia exacta de un escenario de Bloodborne y un enemigo de Nier. Hablando de lo técnico, nos encontraremos con bajones de FPS bastante frecuentes en ciertos combates, curiosamente solo suceden ahí, que nos sacan de la experiencia y que hará que odiemos pelear contra ellos.

La música de este título es, como lo que hemos ido comentando, bastante genérica y apenas hay un par de cancioncillas que lleguen a gustar. Durante el resto de la aventura, nos encontraremos con una melodía repetitiva y que, lo mejor, es que pasa tan desapercibida en los combates que no nos fijaremos ni de que está. Se podría haber hecho, como casi en todo el juego, un mejor trabajo, buscando diferenciarse del resto de obras del género, pero no se descubre nada nuevo.

Conclusión final

Sinner podría catalogarse como un juego sin demasiadas pretensiones que, en definitiva, ha querido copiar para ser mejor, pero no sabía que las copias siempre son inferiores en calidad que el original. Su historia es nimia y está mal aprovechada, sin ofrecer al jugador de un contexto rico y variado. Su esquema de juego se aleja de la exploración y la subida de niveles, deberemos de acabar con jefes finales, con un diseño copiado de otros títulos, basándonos en un esquema de involución del personaje, lo que solo sirve para aumentar al título de dificultad. Este título podría completarse en apenas unas 5-6 horas si llevamos algún título semejante a nuestras espaldas, pudiendo llegar a las 8 horas si no lo somos.

Sinner se encuentra disponible en formato digital a través de la eShop, pesando un total de 11,8 GB.

5.5

[Análisis] Sinner: Sacrifice for Redemption

Puntuación Nintenderos: Nada del otro mundo

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • Variedad en los patrones de ataque de los enemigos.
  • El sistema de merma del personaje está bien implementado.
  • Gráficamente tiene algunos detalles muy buenos.
Flojea en:
  • La historia es insulsa.
  • La mayoría de los jefes finales y sus escenarios son copias de otros juegos.
  • El esquema de acabar solo con jefes finales aburre al poco de empezar.
  • Su duración es demasiado escasa.