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[Análisis] The Coma: Recut

Los chicos de Digerati y Devespresso Games han querido seguir aportando juegos a Nintendo Switch con títulos como el que os traemos a continuación. Se trata nada menos que de The Coma: Recut, una remasterización del survival horror coreano que hizo su primera aparición en PC allá por el año 2015 bajo el nombre de The Coma: Cutting Class. Así que el terror llega también en forma portátil, ¿os atrevéis a adentraros en él?

Esto sí que son exámenes finales

The Coma: Recut nos pone en la piel de Youngho, un joven estudiante del instituto Sehwa que debe hacer frente a sus exámenes finales. Pero al llegar a la escuela, todos se muestran sorprendidos en la entrada por un supuesto suicidio de uno de los compañeros de clase… vaya, algo horroroso que sin embargo no impide que se continúe con la celebración de estas pruebas finales. Y el problema no es haber estudiado poco, sino que el bueno de Youngho se queda dormido en medio del examen y al despertar nada es lo que parecía ser.

Cuando volvemos a abrir los ojos estamos solos, aparentemente, en las dependencias del instituto Sehwa. Y digo aparentemente porque pronto nos iremos topando con diferentes personajes que se muestran un tanto…cambiados.

Para evitar cualquier de tipo de spoiler, uno de estos personajes conocido por nosotros, no es quien parece ser, y se ha convertido en una mala bestia con el afán de asesinar a todo lo que se mueva. Esto nos hará conocer que el instituto se encuentra bajo algún tipo de maldición que el juego nos propone ir descubriendo hasta el final, siempre bajo unos textos en inglés, ya que el título no ha llegado traducido al español.

Y para descubrirlo, el juego no nos proporciona la opción de atacar, es decir, nuestras opciones serán huir o escondernos, nada más. Para ello, podemos correr, ocultarnos en los diferentes armarios repartidos por las aulas o mantenernos en silencio de ese personaje cuya única función es la de quitarnos la vida. Todo esto siempre desde una perspectiva de avance lateral.

Si habéis jugado antes a títulos como Alien: Isolation o la saga Outlast, probablemente os suene esta mecánica en la que nuestra única opción es la de huir.

¿Esos dibujitos dan miedito?

Uno de los apartados más controvertidos del juego es su aspecto gráfico, ya que no parece ir en la línea de lo que estamos acostumbrados en los survival horror, pues apreciamos unos modelados y unos escenarios dibujados a mano con una estética cartoon que a simple vista no parece que puedan asustarnos.

Lo cierto es que es que los diseños lucen de fábula y las expresiones del protagonista cuando corre o se asusta quedan muy bien reflejadas. Nuestro enemigo y las diferentes trampas terroríficas tienen un diseño que inspira ese horror pero, probablemente no lleguen a calar en el miedo del usuario que busque realmente pasar ese tipo de angustia.

Si a algo ayuda que podamos llevarnos algún sobresalto durante el transcurso de la historia, es sin duda su apartado sonoro, algo fundamental en cualquier survival horror que se precie. Los efectos sonoros, los ruidos, gritos y algún que otro tono inesperado puede poneros en esa situación de tensión que quizá su apartado gráfico no consigue.

Como dije antes, aparte del enemigo principal tenemos una serie de trabas que debemos esquivar si no queremos caer envenenados o ir desangrándonos poco a poco, pero las reconoceréis enseguida ya que la variedad de estas es realmente muy limitada.

Dame un palo o algo

¿Con qué contamos para hacer frente a nuestra pesadilla? Pues poca cosa, la verdad. Una linterna que llevaremos siempre con nosotros -y cuyas pilas deben ser de las caras porque nunca se gastan- y una mochila donde guardaremos diferentes elementos clave y objetos que nos ayudarán a sobrevivir.

Así, podemos ir encontrando vendas para esas heridas que nos desangran poco a poco, botellas de agua para llenar la barra de stamina cuando estemos muy agotados, antídotos para frenar el veneno que nos hayan podido inyectar durante los pasillos… y no os preocupéis, porque además de ir encontrándolos por las aulas también tendremos la posibilidad de comprarlos en las máquinas expendedoras que hay repartidas por los diferentes edificios de la escuela. Eso sí, debemos invertir una serie de monedas que, esas sí, solo las podremos encontrar por las distintas dependencias del Sehwa.

También tenemos la posibilidad de comprar unos snacks, chocolatinas e incluso sándwiches que nos otorgarán más corazones a nuestra barra de vida, que puede ir bajando si sufrimos algún tipo de ataque.

El otro objeto fundamental es el mapa, muy útil para saber a qué aula debemos ir en cada momento y localizar las diferentes salas donde escondernos mejor de nuestro enemigo, como por ejemplo los baños, muy socorridos, ya que siempre cuentan con algún inodoro donde ponernos a salvo tras sus puertas.

Los controles son realmente sencillos y os familiarizaréis pronto con ellos, ya que con los botones del Joy-Con izquierdo abriremos las diferentes opciones de la mochila y el mapa, además de movernos con el pad de este mando. Con el ZL podremos ejecutar una especie de voltereta que nos permita escapar mejor en situaciones comprometidas, y si queremos agacharnos y mantenernos estáticos como una piedra, bastará con apretar el botón L. Por su parte,  con el Joy-Con derecho interactuaremos con el botón A para abrir puertas, escondernos y hablar con otros personajes, usando el ZR para correr y el R para apagar y encender la linterna.

En líneas generales, el control y la jugabilidad del título están bien implementados, aunque es cierto que a veces se nota un poco de retardo en la respuesta de activación de la linterna o para abrir el mapa, por ejemplo, pero son casos puntuales de un par de segundos como mucho.

Las pesadillas son cortas

Completar por primera vez The Coma: Recut me ha llevado en torno a unas 5 horas, por lo que estamos ante una duración bastante limitada.

El juego trata de compensar esta brevedad ofreciendo diferentes finales para rejugarlo, y completando en su totalidad un álbum de fotos y recuerdos que podemos encontrar a lo largo de la aventura. Sin embargo, sigue quedándose muy corto tanto en contenido como en opciones.

No habría estado de más alagar un poco más el título, extenderse a otro tipo de dependencias del instituto… llevar la historia un poco más allá para que las sensaciones que deja no resulten tan frías. Y es que la historia en sí merece la pena, es entretenida y en ningún momento se hace pesada, por lo que haberla alargado un poco más habría sido de agradecer.

Conclusión

The Coma: Recut llega para traer hasta Nintendo Switch un survival horror coreano remasterizado que ya llegó hace más de dos años a PC. Su apartado gráfico y artístico, aunque está muy bien acabado, puede llegar a ser chocante y controvertido para aquellos que buscan esa sensación de terror que los juegos de este género deberían ofrecer. Su aspecto sonoro contrarresta estas sensaciones provocando algún que otro sobresalto que es de agradecer, pero que aún así no consigue solventar del todo esa falta de tensión. Su dinámica sencilla de correr y ocultarse puede llegar a hacerse algo repetitiva, al igual que sus escasos enemigos, pero su historia hace que merezca la pena continuar y descubrir qué tipo de maldición se ha apoderado del instituto Sehwa.

Su duración vuelve a azotarnos con la idea de que el juego nos da una de cal y una de arena, ya que puede completarse en unas cinco horas por primera vez y, a pesar de ofrecer diferentes finales y un álbum de curiosidades para rejugarlo, se queda bastante escaso en contenido y opciones. Si queréis probar algo diferente que sugiere terror sin provocarlo realmente, un diseño peculiar y unas mecánicas que pueden recordaros a títulos como Alien: Isolation, The Coma: Recut puede ser una opción interesante. El juego ya está disponible en la eShop de Nintendo Switch al precio de 19,99€ y ocupa 1 GB de memoria.

7.0

[Análisis] The Coma: Recut

Puntuación Nintenderos: Recomendado

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • Una historia interesante e intrigante.
  • Su apartado sonoro ayuda a mantener ciertos sobresaltos que se agradecen.
  • Sus diseños, aunque no parezcan ir en la línea de un survival horror, están realmente bien acabados.
Flojea en:
  • Su corta duración y escasez de contenidos.
  • El aspecto gráfico puede resultar controvertido para aquellos que busquen la tensión propia de un survival horror.