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[Artículo] La música de los videojuegos

Los videojuegos son especiales para nosotros por diversos motivos, no solo ya por las emociones que nos suscitan sino porque se trata de un medio de entretenimiento que puede beber directamente de la literatura, del arte, de la cinematografía, y, por supuesto, de la música. No se queda solo aquí, también añade su propio elemento especial: la jugabilidad.

El factor más importante, el que más me gustaría destacar, es que, como seres humanos, vivimos de las emociones y ¿quién no ha sentido en su alma los sentimientos de ira, pena, amor etc., de los personajes, de las mil historias que se dibujan ante nuestros ojos? Tal como dijo Van Gogh: “No olvidemos que las pequeñas emociones son los capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta

Los videojuegos, sin duda, no están exentos de suscitarnos emociones, y cada uno de los elementos que los compone logran conseguirlo. Puede impactarnos la dirección artística de un título, o una cinemática concreta, o puede enamorarnos su guión; hasta incluso una buena jugabilidad nos pone de lo más contentos. No obstante, el sentido de la audición del hombre es el que se encuentra ligado de una manera más especial a las emociones. Pocas personas llorarían viendo un cuadro; mas no sucede lo mismo con la música, ya que logra remover de una manera más intensa nuestros sentimientos… No es de extrañar, por ello, que muchos de nosotros lloremos siempre que escuchamos el grandioso tema de apertura del Rey León, por ejemplo. La música ocupa un lugar especial en nuestros recuerdos y en las experiencias vividas, con lo que logra movilizar de una manera más eficaz nuestras emociones.

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En este artículo lo que intentaremos es investigar y explicar por qué para muchos de nosotros la música de los videojuegos puede llegar a ser infinitamente más memorable que la de otros medios. Expondremos algunas particularidades que la permiten destacar por encima de las demás.

Su esencia de esfuerzo y superación

El título de este apartado puede sonar un tanto extraño, pero enseguida lo desglosaremos.

Vamos a remontarnos a la época del lanzamiento de Super Mario Bros para la NES. Como todos sabemos, en aquellos años, los cartuchos tenían un espacio de memoria muy limitado (algunos a duras penas rozaban el megabyte). Por este motivo, los gráficos no eran más que píxeles, los comandos resultaban sumamente sencillos, y lo más importante en relación a este artículo: la música sólo se componía de melodía, en la mayoría de los casos.

Y es que la música, como tal, se compone de 4 pilares fundamentales: la melodía, la armonía, la métrica, y el ritmo. Centrándonos en las dos primeras, la melodía es lo que tarareamos de una canción; mientras que la armonía proporciona una base agradable sobre la que suena la anterior. La melodía es una única sucesión de notas: una detrás de otra, por lo que la información que solicita es generalmente escasa y sencilla.

A causa de la falta de espacio en la memoria de los cartuchos, los compositores tenían que procurar que sus canciones fueran memorables tan sólo por su melodía. De este modo, esta tenía que ser especialmente pegadiza y reflejar de la manera más eficaz posible la esencia del juego. Esto suponía un gran reto. Un gran reto que sin duda fortaleció la habilidad de nuestros compositores. Por ello, la melodía se convertiría en un pilar fundamental de la música de los videojuegos, rasgo que aún persiste por herencia de los juegos más arcanos.

Igualmente, no podemos obviar la increíble influencia de la cultura japonesa en el crecimiento de nuestra industria. En el país del sol naciente, en la composición musical, a diferencia de lo que sucede en los países occidentales, la melodía cobra casi todo el protagonismo.

Es esta influencia, junto con las dificultades de espacio de memoria que se les presentaba a los compositores en la época, lo que consiguió una base de virtuosismo generalizado a la hora de componer melodías para los videojuegos.

Recordemos, la melodía es lo que tarareamos.

Los vínculos emocionales activos

¿Cuántos de nosotros ha dicho alguna vez que “no es lo mismo ver una película de terror que jugar a un juego de terror”? ¿No siento si acaso más miedo cuando juego porque es como si fuera yo el que corre de las criaturas? De hecho, si se acaba la munición, se me acaba a mí, no a un personaje que me resulta ajeno… Muero yo.

Cuando observamos un cuadro, o cuando vemos una película, o incluso cuando escuchamos un CD de música cualquiera, experimentamos emociones, pero estas no están directamente vinculadas a nosotros puesto que no somos los autores de los acontecimientos que se están dando.

No debe sorprender a nadie que en el caso de los videojuegos la cosa posea otro cariz, ya que se diferencian de los demás medios de entretenimiento en algo fundamental: la jugabilidad.

La jugabilidad permite a la persona interactuar directamente con lo que está sucediendo. No estamos viendo un cuadro, lo pintamos. No observamos una serie de sucesos, los controlamos… Y en muchos casos, hasta escogemos lo que va a suceder.

La música, directamente, nos acompaña en cada momento del juego: durante nuestro fracaso (con la maldita pantallita del gameover), o en nuestros triunfos tras una batalla. También en ese momento especial en el que la historia, por la que tanto hemos luchado, toca a su fin. En resumidas cuentas: la música no acompaña sólo al juego, acompaña a los jugadores.

https://www.youtube.com/watch?v=ThGEf7rvY_o

Por tanto, gracias a la jugabilidad, interiorizamos la música ya que es un reflejo de nuestras acciones. Si hemos perdido una batalla, la música resulta tan triste porque está sonando por nosotros, no porque sea el siguiente tema que tocaba.

Recordemos, la música suena por nosotros.

La duración total de la escucha

Os resultará curioso si alguna vez cogéis el tracklist de una banda sonora de cualquier película, o del CD de un artista, y miráis el número de canciones que tiene, para después compararlo con el de un videojuego. Al hacerlo, os percataréis de que, por lo general, el último posee un número mayor de canciones.

Y es que si nos fijamos por ejemplo en un juego del género RPG, este no dura 2 horas (como una película), sino que puede llegar a las 100 horas, o incluso más. Vosotros diréis… ¿qué música recordaréis mejor? ¿La que suena durante cinco minutos para una escena o la que habéis pasado escuchando 45 minutos porque no conseguís salir de un pueblo, o de una mazmorra? O tal vez, la tardanza se debiera a que no queríais dejar de recrearos en la contemplación de algún precioso paisaje…

https://www.youtube.com/watch?v=xweRl4LZlmo

Inconscientemente, fijamos más la canción que escuchamos durante más tiempo. Todo ello, sin olvidarnos de que mientras suena dicha canción en un mapa estamos realizando acciones. Es algo que sucede, sobre todo, con la música de batalla en múltiples juegos, o la que suena al recoger cierto objeto especial… (no olvidemos el maravilloso soniquete de cuando Link abre un cofre). La repetición hace que la canción se fije más y más en nuestra memoria. Apuesto a que más de uno lograría ganar un concurso de: adivina de qué juego es la siguiente música de combate.

Recordemos, nos es más familiar y nuestro aquello con lo que más tiempo pasamos.

Hemos crecido con esta industria

La literatura lleva milenios con nosotros, desde que el primer hombre contó un cuento a su hijo antes de dormir… Lo mismo sucede con la música, cuyos acordes han evolucionado junto a la humanidad. No sucede lo mismo con la industria de los videojuegos, la cual es jovencísima al lado de las otras artes, pero no debiéramos desdeñar el hecho de que esta sigue creciendo desde hace 30 años. Somos la generación que estrena esta forma de entretener y emocionar.

Nuestra industria está en constante avance, y lo que antes disfrutábamos mucho, ahora podemos disfrutarlo incluso más. La nostalgia es la gran protagonista. Los pocos recursos al inicio de las consolas, nos obligaban a imaginar los elementos que los juegos no tenían la capacidad de reflejar, realizando un proceso imaginativo similar al de la lectura de un libro. Esto acaecía también con la música; ilustremos esto mediante un ejemplo: al escuchar los bits del Main Theme de The Legend of Zelda, jugando en nuestra NES, sentíamos la majestuosidad de su melodía y la propuesta de aventura del juego, pero faltaban notas, faltaban medios que permitieran que sonara tal como ocurre en los juegos de hoy, en los que la banda sonora nos envuelve tal como si a nuestro lado una sinfónica la estuviera interpretando.

https://www.youtube.com/watch?v=qkYSuWSPkHI

Recordemos, somos parte de esta industria.

En conclusión…

La música en los videojuegos es especial por su esencia de esfuerzo y superación, por acompañarnos de esa manera tan activa en nuestras aventuras, lo que conlleva a que pasemos mucho tiempo con ella. Y es que los videojuegos en sí son como nuestros hermanos: han crecido con nosotros, lo cual les brinda un lugar muy especial en nuestros corazones.