Te doy la razón. Yo ya he dicho en más de una ocasión que no soy partidario de las consolas ultra-dopadas, sobre todo si encarecen de forma desmedida el precio final. Pero tampoco conviene que se quede tan rezagada que su catálogo acabe por los suelos por el escaso apoyo third-party, que es lo que pasó con Wii. Aunque no creo que eso vaya a pasar con Wii U.