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[Análisis] Destroy All Humans! para Nintendo Switch

THQ Nordic trae hasta Nintendo Switch un juego que se ganó un rinconcito especial en muchos jugadores hace algo más de 15 años. Estoy hablando de Destroy All Humans! el remake de un juego que nos presenta un ataque extraterrestre desde su punto de vista, con grandes dosis de acción y, sobre todo, mucho humor. ¿Vemos si ha mejorado conservado su encanto?

El Crypto de siempre

Pues el encanto podría decirse que está intacto, ya que el juego nos recuerda, con un mensaje inicial, que se trata de la experiencia original mejorada a nivel técnico, es decir, que el contenido es exactamente el mismo con la diferencia de contar con ciertas mejoras visuales.

Así pues, nos ponemos en la piel de Crypto, un extraterrestre de la raza Furón que llega a la Tierra con diversas motivaciones. Por un lado, su especie necesita ADN Furón que está en la base del genoma humano para seguir clonándose, ya que es el método de reproducción con el que cuentan estos seres. Por otro lado, para vengar la desaparición de su clon que se vio inmiscuido en un accidente en Rockwell. Todo ello en plena época de la Guerra Fría, con las tensiones que de por sí merodeaban en el ambiente.

De esta manera, ya tenemos dos grandes motivos para atacar la Tierra: supervivencia y venganza. Los diálogos con nuestro superior y los comentarios del propio Crypto (traducidos al castellano con voces en inglés) ya nos hacen entrever que estamos ante un juego con mucho cachondeo, a pesar de que nuestra misión principal sea… destruir.

Pero no podremos campar a nuestras anchas y destruir como si nada, ya que tendremos encima al ejército y a la organización Majestic (una especie de MIB pero en versión idiota) que se tratarán de pararnos los pies.

Un pequeño paso para Crypto, un gran paso para Furón

Pronto nos hacemos con el control del bueno de Crypto y las sensaciones son buenas. Manejamos al protagonista en tercera persona y nos familiarizamos, con unas misiones iniciales a modo de tutorial, con los controles de nuestro personaje.

Así, podremos movernos a pie, deslizarnos rápidamente, elevarnos con nuestro propulsor y utilizar diferentes disparos con nuestra arma, además de determinadas habilidades como leer la mente o adoptar la imagen de humanos para infiltrarnos, algo que iremos descubriendo poco a poco.

Estas habilidades y tipos de disparos los iremos adquiriendo y mejorando en el laboratorio, donde nuestro superior nos dará la oportunidad de invertir los recursos obtenidos en cada misión.

Lo de adoptar la forma humana es algo que resultará necesario de cara a cumplir determinadas misiones en las que no debemos ser descubiertos. Sin embargo, el meollo de Destroy All Humans! reside, como su propio nombre indica, en la destrucción. Y es ahí donde nos lo pasaremos en grande electrocutando a militares y miembros de Majestic, implantando sondas anales o subiendo a nuestro platillo para fulminar todo con un rayo mega potente.

Desde luego, esta simplicidad vestida de adrenalina divierte, aunque pronto echaremos en falta un poquito más de variedad en las misiones, ya que prácticamente todas siguen el mismo patrón. Si no son misiones de destruir y eliminar objetivos, tendremos misiones con breves fases de infiltración. Pero, a fin de cuentas, todas se basan en lo mismo: llega al punto A, destruye, elimina y vamos al siguiente punto.

Señales del espacio

Gráficamente, el juego se ha visto mejorado con una definición mayor y unos efectos que lucen decentes. Sin embargo, se le ven las costuras en varios puntos, con texturas que se muestran realmente difuminadas y unos modelados a los que el tiempo les pasa factura. Y esto se aprecia tanto en modo portátil como en modo sobremesa.

En el apartado sonoro el juego mantiene un nivel de notable, con voces en inglés muy bien implementadas y efectos conseguidos que no desentonan en ningún momento, además de una música que se mantiene en segundo plano, sin grandes alardes.

En lo jugable, estamos ante un juego que podría mejorar determinados aspectos, como la precisión del sistema de apuntado y un juego de cámaras que no siempre resulta del todo cómodo. Esto no quiere decir que se haga duro de jugar, ni mucho menos, pero se echa en falta un poco más de fluidez en el manejo.

Con lo que sí me he topado al final del juego, concretamente en la batalla final, es con un pequeño error que hace que, si perdemos la vida, el juego se cierre repentinamente notificando dicho error. Imaginamos que esto se terminará arreglando con alguna actualización, pero lo cierto es que durante este análisis me ha pasado más de una vez en ese punto.

Horas de guerra

Destroy All Humans! puede llevarnos entre 8 y 10 horas para completar su campaña principal. Dentro de esta, tenemos una serie de desafíos que nos servirán para ganar más recursos con los que poder mejorar a Crypto y a nuestro platillo.

Más allá de esto, pocos alicientes tenemos para dedicarle más horas. No es un título que anime demasiado a rejugarlo ni contiene una trama tan vibrante como para querer volver a vivirla.

Conclusión

Destroy All Humans! es un título divertido con una propuesta sencilla que sabe transmitir su sentido del humor en todo momento. Es un remake decente del título que se estrenó hace más de una década, pero al que le quedan cosas por mejorar, como ciertas texturas que no se ven del todo limpias o un control que podría ser más preciso. Si en su momento os gustó y queréis recordar todo mejor, la experiencia es exactamente la misma, pero con un lavado de cara. Destroy All Humans! ya se encuentra disponible en la eShop de Nintendo Switch al precio de 39,99 € y también en formato físico en precios que van entre los 30 € y los 40 €. Si optáis por la versión digital, recordad que necesitaréis un total de 6,2 GB en vuestra memoria.

7.5

[Análisis] Destroy All Humans! para Nintendo Switch

Puntuación Nintenderos: Recomendado

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • Adrenalina con una propuesta simple pero efectiva.
  • Su sentido del humor.
Flojea en:
  • Las misiones no son muy variadas y pueden terminar pareciendo bastante similares entre sí.
  • Ciertos aspectos de control que podrían haberse pulido más.