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[Análisis] Final Fantasy VIII Remastered

Un diamante perdido entre joyas

Después de 20 años, Square Enix revive un diamante entre sus joyas. Se trata de una de las más épicas y a la vez, polémicas aventuras del famoso JRPG Final Fantasy VIII en su versión remasterizada para Nintendo Switch. Este análisis para mi es un poco especial, ya que fue uno de los primeros Final Fantasy que probé en su día en la PlayStation. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que jugué a este videojuego y todavía en el propio remaster, pude sentir la misma sensación que cuando jugué al original. En líneas generales, ya os avanzo que como “Remastered” sabe poco, pero sigue teniendo ese aroma que lo convierte en uno de los clásicos más vanguardistas y atemporales de su época.

Recordad que, antes de la llegada del juego original, los seguidores de la saga ya habían puesto un pedestal bastante alto entre uno de los títulos más aclamados de la compañía: Final Fantasy VII. Tras este juego, los fans estaban ansiosos por ver cómo Squaresoft era capaz de superarse así misma, así que cortó de tajo el sistema de combate de los clásicos JRPG; y claro, esto causó tanta expectación como decepción; y es que este título es muy especial: o te encanta, o se une a tu colección de “ya los probaré más adelante”.  Aun así, la acogida en occidente fue bastante excelente. Con un presupuesto aproximado de 3 mil millones de yenes, llegó a recaudar en su primer trimestre del lanzamiento, 50 millones de dólares tan solo en Estados Unidos y hasta los primeros tres meses de 2003 acumuló 8,15 millones de copias, ocupando el número 22 de los videojuegos más populares de todos los tiempos por la revista Famitsu. Desde entonces a pesar de que algunos de sus personajes hayan servido como referencia para otros proyectos de la compañía, el título durmió en un profundo letargo hasta hace bien poco, con la llegada de la versión remasterizada.

En cuanto a su historia, tranquilos, poco os voy a destripar. Se trata de la primera entrega de la saga en dotar a los personajes de un carácter más realista huyendo del clásico estilo de los JRPG orientales. Aquí nos podremos en la piel de los aprendices a soldados Seed, Squall Lionheart (el nombre original del personaje que perfectamente podremos cambiar solo al principio) y su amor incandescente Rinoa acompañados de sus inseparables amigos Irvine, Zell y Sephie. La historia incide en una gran trama que engloba por un lado, las relaciones sentimentales de Squall y Rinoa, por otro, la rivalidad entre el protagonista y Seifer y por último lucha contra la poderosa bruja Edea. Sin embargo, los personajes que forman parte de nuestro elenco en el combate pasan un poco desapercibidos, ya que mantienen unas personalidades bastante planas.

Final Fantasy VIII… ¿Remastered?

Su apartado técnico es uno de los puntos más flojos y críticos. Entendemos que cuando un videojuego recibe el título de “Remastered”, es que el desarrollo se ha adaptado a las necesidades gráficas del jugador actual. Para los usuarios de Nintendo Switch, esto en principio no nos puede suponer un serio problema, ya que todas las versiones de Final Fantasy que han llegado a la consola híbrida de Nintendo han sido un fiel reflejo de lo que fue en su día para las consolas originales. El problema es que pocas diferencias son apreciables entendiendo como bien he dicho en un principio que nos encontramos con lo que la compañía llama como “Remastered”. Obviamente como consumidores de Nintendo, no exigimos un estilo gráfico similar a lo que podrá llegar a ser en su día el próximo remake del Final Fantasy VII. Pero a día de hoy y siendo de una compañía como Square Enix, no es del todo tolerable la escasa tasa de frames del juego, que en muchos casos, no llega ni a 30 imágenes por segundo y las cinemáticas distan de lo que podemos esperar de una remasterización. Y otro dato que no es entendible, bajo mi punto de vista, es la ridícula censura que se ha marcado la compañía en algunos casos muy particulares. Como podréis observar, en una de nuestras invocaciones, en concreto la de Sirene vemos que no han seguido siendo fieles al diseño original y por contentar a los más intransigentes, le han cubierto toda la cintura con tal de que no se desvelen sus “partes más íntimas”.

Cambios en el estilo de los JRPGs clásicos

En cuanto a la jugabilidad, estamos ante uno de los títulos que han generado tanto entusiasmo como polémica. No se trata del clásico estilo de los JRPG en los que tenemos a nuestro equipo a los típicos que golpean y a los que curan. Aquí podremos customizar hasta la línea de comandos en batalla de cada personaje. La magia no viene dada por la típica barra de poder que se va consumiendo a medida que más vamos usando. Son elementos extraíbles que podremos obtener por un lado, en los propios escenarios o directamente de los propios enemigos. Lo cual quiere decir que si en principio fuera del combate no has extraído por ejemplo una magia cura, tendrás que perder un turno tratando de extraerla al enemigo. Y una vez la consumas, otra vez tendrás que hacerlo, eso sí, esperando que aleatoriamente, esa magia sea Cura porque puede al extraer no nos salga la que queremos y eso, no gusta a todo el mundo, hay quien prefiere mantener fiel al sistema clásico de los JRPGs. Como ya sabéis, a gustos, colores.

Por otro lado, la experiencia que ganemos en los combates se mantiene en segundo plano. Podremos subir de nivel cada vez que ganemos combates, pero una cosa interesante del título es que en cualquier caso, nuestros enemigos siempre se mantendrán a un nivel muy similar al nuestro. Eso quiere decir que si empezamos a hacer lo típico de si no derroto a un Boss, trato de subir de nivel lo máximo que pueda, el Boss también subirá de nivel. Al igual que si nos mantenemos a nivel inferior, el Boss será menos poderoso.

Por otro lado, la producción ha sido consciente del gran reto que suponía jugar a este título y ha tratado de aplicar una serie de medidas para mantener siempre a todo tipo de usuario una experiencia cómoda. Como podéis ver en la imagen, se ha facilitado la jugabilidad gracias a una serie de comandos que en principio para muchos, pasan desapercibidos, pero podremos cambiarlos fácilmente, como acelerar el ritmo de la batalla, potenciar nuestros atributos e incluso evitar batallas contra enemigos aleatorios. No trae tantas facilidades como en la versión de Steam, pero la verdad es que, con lo que tenemos en Switch, se facilitan un poquito mas las cosas que en el original.

Banda sonora legendaria

Por último dato a destacar, no hay que pasar inadvertido de los temas musicales que contiene el título, que está compuesto por uno de los mayores genios musicales en los videojuegos: Nobuo Uematsu. La música funciona a mi parecer, como el mayor componente nostálgico ya que se sigue manteniendo igual que hace veinte años.

Conclusión

La nueva versión remasterizada de Final Fantasy VIII mas que un propio rebuilt adaptado a la tecnología actual, se mantiene bastante fiel al diseño original y es capaz de cautivar a los más nostálgicos seguidores del juego por su estilo JRPG que a día de hoy, sigue siendo único. Sin embargo, es posible que no llegue a convencer del todo aquellos que se reincorporan por primera vez al título. Podéis adquirirlo desde el pasado día 3 de septiembre a un precio de 19,99€, pero haced hueco en la memoria porque pesa 2,8 GB

7.5

[Análisis] Final Fantasy VIII Remastered

Puntuación Nintenderos: Recomendado

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • Clásico JRPG atemporal y vanguardista entre los Final Fantasy.
  • Mejoras implementadas en la nueva versión.
  • Ideal para aquellos que se enamoraron en su día del original por su aroma nostálgico.
  • Genial banda sonora compuesta por el mítico Nobuo Uematsu.
  • Mejoras implementadas para facilitar la experiencia a los mas casual.
Flojea en:
  • Framerate por debajo de los 30 en las cinemáticas y ocasionalmente en el gameplay.
  • El apellido “Remastered” le sienta muy grande.
  • Cambios en el sistema de mecánicas en los combates que no a todos convencerán.
  • No está adaptado a resoluciones panorámicas, se mantiene la imagen a 4:3.