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[Análisis] Streets of Red: Devil’s Dare Deluxe

Los chicos de Secret base aterrizan en Nintendo Switch con Streets of Red: Devil’s Dare, una propuesta muy noventera que no solo evoca la época de los grandes beat’em up de los salones arcade, sino que trae de vuelta en forma de guiño muchos de los elementos que fueron seña de identidad de algunos de los exponentes del sector así como del cine noventero (uno de los personajes recuerda claramente a Shovel Knight, otro al “Bebé” de Captain Commando… Incluso lucharemos contra el mismísimo Alien).

Un aspecto a destacar de esta propuesta es que su planteamiento de progresión de partida gira en torno a la muerte permanente. Cuando morimos lo hacemos completamente y, a menos que hayamos acumulado el suficiente dinero como para resucitar, nuestra partida será eliminada por completo.

¿Teméis a la muerte?

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Historia

Nuestra aventura da comienzo en la Benny Arcade Expo 20xx, el mayor evento de videojuegos a nivel global. En un momento dado, sin saber cómo ni por qué, la zona comienza a verse infestada por zombis y toda clase de criaturas grotescas que no dudan en dar caza a todos los asistentes al evento.

En esta situación se nos presenta a nuestros cuatro protagonistas (más otros dos desbloqueables). Un grupo de personas sin nada especial hasta que un hada llamada Iván aparece en pantalla lanzando un nuevo guiño al más puro estilo de Navi, nuestra querida compañera en Ocarina of time, el cual nos propone un pacto: otorgarnos poderes que puedan salvarnos la vida a cambio de las almas de los enemigos que derrotemos a lo largo de nuestro periplo.

A partir de aquí deberemos elegir uno de los cuatro héroes para liarnos a mamporro limpio con toda clase de monstruos y criaturas de ultratumba en cualquiera de los tres modos de dificultad que se nos propone: Casual, clásico y experto.

Cada nivel de la trama está compuesto a su vez en pequeñas fases, las cuales terminan con el clásico enfrentamiento con un jefe final. Los niveles son muy variados, recorriendo desde las típicas calles de la ciudad a un elevador, un castillo, un autobús… Desde luego si bien la duración de las fases podría ser mayor, sí podemos decir que existe una gran variedad de escenarios, lo cual es de agradecer.

Jugabilidad

Streets of Red nos ofrece dos modos  de juego: Arcade, en el que seguiremos la historia, y el modo Survival, en donde deberemos sobrevivir a oleadas de enemigos con un ritmo que acaba por volverse frenético.

El punto fuerte en la jugabilidad de Streets of Red es la notable diferencia en el estilo de juego dependiendo de la elección de cada personaje:

  • Queenie, que conduce un robot al más puro estilo “bebé” de Captain Commando, tiene entre sus atributos el ataque a distancia, habilidades curativas y la capacidad de congelar enemigos.
  • Axel por su parte utiliza ataques cuerpo a cuerpo con su espada y puede atraer enemigos con su gancho extensible ¿Os recuerda a algún carismático personaje de Nintendo?
  • Kingston utiliza su pala para atacar a los enemigos, siendo el personaje más fuerte de todos, pero también el más lento y que más stamina consume por movimiento.
  • Jackson, por contra, es el personaje más ágil de todos y el que tiene los ataques más veloces, si bien éstos son los más débiles.

En cuanto a los controles, no son muy diferentes de cualquier representante del género, disponiendo del habitual combo mediante ataque normal y un botón para ataque especial entre otros movimientos, así como mobiliario destruible en el escenario del que obtener alimento y dinero y otros muchos elementos típicos del género.

Los enemigos, a medida que vayamos derrotándolos, dejarán caer asimismo orbes de stamina y dinero, el cual utilizaremos para comprar mejoras al finalizar cada fase, amén de ser la moneda de cambio para poder resucitar y no perder nuestra partida por completo.

Apartado técnico y sonoro

El funcionamiento del juego es muy fluido tanto en modo dock como en portátil, lo cual no sorprende ya que el juego técnicamente no es demasiado exigente.

Gráficamente el juego no es especialmente llamativo, pero sí tiene su encanto, además se nota mucho el mimo por los pequeños detalles y los continuos guiños a otros videojuegos que harán las delicias de cualquier gamer que se precie.

Además, no debemos confundir esos simpáticos pixeles con un estilo para todos los públicos. La sangre, violencia y muchos detalles que, aunque cómicos, no dejan de ser grotescos, dejan más que claro que este juego no está hecho para cualquiera.

En cuanto al apartado sonoro debemos decir que cumple sin ser especialmente destacable, peca de poca variedad y cierto reciclaje de unas fases a otras, si bien acompaña de forma efectiva al videojuego y ayuda a la inmersión del jugador en este tétrico universo.

Conclusiones

Cuando comienzas a jugar de Streets of Red, una de las primeras ideas que te viene a la mente son las grandes posibilidades que tiene el videojuego si se juega en compañía. Se ve claramente que el videojuego ha sido concebido para aprovechar su vertiente multijugador. No así tanto en solitario, donde se acaba por hacer un poco corto. El modo survival y los logros desbloqueables ayudan a alargar la experiencia, pero aun así se antoja demasiado breve.

Técnicamente es atractivo, especialmente a los amantes del terror clásico y de los videojuegos old school, aunque sonoramente no termina de estar a la altura, limitándose a cumplir con su objetivo sin ser un elemento a destacar en su conjunto.

No obstante, si eres fan de los beat’em up y estos “peros” no te echan atrás ten por seguro que descubrirás un videojuego muy divertido y totalmente recomendado, especialmente si lo disfrutas en compañía.

7.0

[Análisis] Streets of Red: Devil’s Dare Deluxe

Puntuación Nintenderos: Recomendado

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • Una muy buena propuesta multijugador.
  • Su sentido del humor lleva a momentos memorables.
  • Infinidad de guiños que te encantarán.
Flojea en:
  • La duración para un jugador se antoja escasa.
  • El sonido cumple, pero no deja de ser un punto débil.