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[Análisis] Dragon Quest Builders

A falta de pan, buenas son tortas. O eso pensamos al ver que Dragon Quest Builders, la particular entrega “especial” de Dragon Quest que se lanzó en PS4 y PS Vita hace un par de años, aterrizaría en Nintendo Switch.

Mientras Dragon Quest XI está en desarrollo para la consola, Square-Enix ofrece esta interesante propuesta a los jugadores donde las batallas, aunque existen, quedan relegadas a un segundo plano, y reconstruir un mundo destruido será la principal misión de nuestro héroe.

Cuando los humanos perdieron sus conocimientos

Cuando se presentó al público por primera vez Dragon Quest Builders, todo apuntaba a que, dado el éxito de la serie Minecraft a nivel mundial, Square-Enix también quiso parte de este pastel, y creó un juego usando su IP más exitosa en Japón, con una jugabilidad muy parecida a la de Minecraft. Finalmente, esto ha sido así en parte: Dragon Quest Builders es un juego de la saga Dragon Quest, y como tal. se da una gran importancia a la narrativa y a la trama, algo clásico en los juegos RPG. El estilo de construcción y la libertad que da el juego también ha pasado factura a este apartado, y aunque está constantemente avanzando, su historia no es ni muy original, ni sorprendente.

Un héroe despierta en un mundo en ruinas, destruido por el maligno Draconarius, donde los humanos han sido exiliados de todos sus pueblos y ciudades, y la oscuridad se ha cernido sobre las tierras. Los humanos parecen haber perdido algo más que su hogar: no pueden construir. Básicamente, se han olvidado de cómo hacerlo. Y aquí entra nuestro héroe, el único que conserva este poder y puede arreglar este particular mundo destrozado.

Como guía, tendremos una voz que nos hará un útil tutorial durante las primeras horas de juego, explicándonos el funcionamiento general y ayudándonos a entender a grosso modo, cómo se juega a Dragon Quest Builders.

Como no, tendremos personajes NPC con los que interactuar, quizá con menos personalidad al hablar que los que encontramos en los títulos principales de la serie, pero siempre presentes y muy agradables a la hora de interactuar con ellos. A pesar de que el tono del mundo en Dragon Quest Builders es sombrío, la capacidad de modificarlo a nuestro gusto, y el pequeño haz de luz sobre las ciudades, hacen que el usuario construya y se sienta recompensado con cada bloque que va colocando, creado algo completamente suyo que protege a su personaje y le da cobijo.

Nos ha transmitido muy buenas sensaciones este estilo de juego, así como el mundo de Builders, que puede ser tan oscuro o tan luminoso como nosotros lo hagamos.

A la altura

Como ya os hemos comentado anteriormente, Dragon Quest Builders no es un juego totalmente nuevo. El título llegó en 2016 a las consolas de Playstation, PS4 y PS Vita, dos plataformas con un abismo técnico entre ellas. Curiosamente, Nintendo Switch está situada a nivel de hardware entre las dos, siendo una plataforma de sobremesa portátil… o al revés, como más os guste.

Como sea, la potencia de Nintendo Switch, en sus dos modalidades de juego, nos ha permitido ver ya virguerías técnicas como The Legend Of Zelda: Breath Of The Wild o Skyrim entre otros, con un funcionamiento sobresaliente de ambos juegos, así que es de esperar que, con un buen trabajo de Square Enix, se consiguiera una gran versión, técnicamente hablando, de Dragon Quest Builders en Switch.

Finalmente, y sin miedo a equivocarnos, podemos decir que ha sido así. La versión para Nintendo Switch de Dragon Quest Builders es prácticamente idéntica a la de Playstation 4.

Si nos ponemos a mirar con lupa, vemos como la resolución es algo menor, o que las texturas cargan a una menor resolución, pero la distancia de dibujado, así como los modelados de los personajes y enemigos, conservan todo su esplendor, quedando muy, muy por delante de la versión lanzada en el pasado para PS Vita.

En modo portátil vemos como se reduce el consumo de algunos recursos, como la distancia de aparición de personajes enemigos, pero un jugador medio tendrá que tener un ojo clínico para darse cuenta de ello, por lo que es algo que no afecta, para nada, a la experiencia de juego.

El diseño de los personajes corre a cuenta de Akira Toriyama, creador de los artes de las entregas principales, así como la serie de animación Dragon Ball. Esto nos garantiza una caracterización de los personajes muy personal y agradable a la vista, y es que la estética del señor Toriyama es un sello de calidad en la animación 2D.

Eso sí, ha cambiado algo respecto a las entregas principales de Dragon Quest: los personajes ahora tienen un estilo “chibi” que lo hace aún más desenfadado, y que nos recuerda un poco a las primeras entregas de Dragon Quest. Nuestro protagonista tiene el aspecto de un niño algo cabezón, de cuerpo pequeño y regordete. Esta elección de estilo gráfico no hace más que darle más personalidad al juego y distanciarlo de las entregas principales de la serie.

Por otro lado, los menús son algo pequeños en modo portátil, aunque perfectamente visibles. Aquí es donde más nos recuerda a Minecraft: no se ha cambiado mucho respecto al juego de Mojang, y podría haber sido una buena oportunidad de mejorar la visualización de unos menús que no son todo lo agradables y ordenados que podrían ser.

Por lo demás, el apartado gráfico no es nada del otro mundo comparado con otros lanzamientos actuales. Es técnicamente más llamativo que otros juegos de la consola, aunque creemos que se debe, sobre todo, a la gran calidad artística de la saga. El motor de iluminación cumple su cometido, delimitando bien las zonas iluminadas del mundo de Alefgrado, y haciendo que los reflejos en las zonas acuáticas queden muy bonitos.

A nivel sonoro sí que nos encontramos ante todo un título de Dragon Quest. Además de la melodía principal de la saga, las composiciones nos recordarán mucho a otras canciones de anteriores juegos, situándonos, aún más, en un nuevo mundo de Dragon Quest.

A construir donde quieras

La magia de Nintendo Switch nos permite estar jugando delante del televisor a toda pantalla y, en cualquier momento, sacar la consola y seguir tu partida donde quieras. Sigue siendo impresionante poder hacer esto con algunos juegos actuales, y Dragon Quest Builders es uno de ellos.

Manteniendo un nivel visual de consola de sobremesa actual, podremos seguir construyendo allá donde vayamos en modo portátil, y los Joy-Con son la herramienta perfecta para esa construcción. En Dragon Quest Builders, nuestro objetivo será reconstruir un nuevo mundo destruido por un ser maligno, y condenado a la desaparición, después de que los humanos perdieran la capacidad de construir.

En vez de luchar, construyendo salvaremos el mundo, aunque eso no significa que no tengamos que tomar las armas. En Builders no subiremos de nivel como en el resto de juegos de la saga. Las armas que construyamos, y las armaduras, serán las que darán el poder necesario para aumentar nuestra fuerza, teniendo que conseguir objetos raros para su construcción.

La recolección de materiales es clave en el juego, saliendo de la ciudad para explorar en cualquier momento si lo necesitamos.

La gracia de esto es que la ciudad donde se desarrolla la historia (o historias) principal la construimos nosotros, y aunque en ocasiones tengamos ciertas guías para crear edificios, tendremos mucha libertad para hacerla a nuestro gusto, con los materiales que queramos, su forma y distribución.

La vista de la cámara del juego será en tercera persona, pudiendo acercarla tanto como queramos hasta llegar a una extraña primera persona, que no hace ver texturas de poca resolución ni otros problemas gráficos, manteniendo siempre una gran calidad de imagen.

La colocación de bloques en masa no es del todo rápida, pero se nos facilita de forma que parece que estemos dibujando sobre el suelo mientras movemos a nuestro personaje.

En cuanto a la dificultad, y a pesar de que no estamos ante un título muy desafiante, habrá picos donde tendremos que ser muy hábiles o trabajar a nuestro personaje para hacer frente a enemigos y otros problemas. Las horas de “farmeo” están garantizadas para conseguir materiales raros derrotando a bestias particulares, o buscando rocas difíciles de encontrar por el mundo.

Esto hace que la duración se extienda, en la historia principal, por encima de las 50 horas si nos lo tomamos con tranquilidad.

El juego se divide en zonas de Alefgrado, teniendo que liberar de las tinieblas a cada una de ellas para llegar hasta el final del juego, y perdiéndolo todo cada vez que accedemos a una nueva. Frustra en cierta medida al jugador, pero se hace para convertir a la historia principal en un tipo de Speedrun, donde tendremos que terminar pronto y bien para conseguir una buena puntuación de juego.

Es rejugable, pero después de trabajar tanto para construir algo, no nos hace mucha gracia tener que empezar de cero para mejorar una marca y repetir gran cantidad de acciones ya llevadas a cabo previamente.

Nota para el constructor

Pero donde más se distancia con Minecraft, es en el planteamiento del propio juego. Mientras que el juego de Mojang está orientado a una experiencia de construcción multijugador, Square Enix ha preferido darle más potencia al jugador en solitario, queriendo que completemos primero la historia para luego centrarnos en la construcción, si es que nos siguen quedando ganas de ello.

A pesar de ello, tendremos también Terra Incognita, un modo de juego desbloqueable que, a su manera, está orientado al modo multijugador. Será nuestro lienzo en blanco donde crear todas las construcciones que queramos, del tamaño que queramos y, en definitiva, nuestro pequeño mundo de Dragon Quest. Tendremos que recolectar también elementos como en el modo historia, pero derrotar a Draconarius no será el objetivo.

No podremos construir con otros jugadores de Dragon Quest. La única interacción online será compartir creaciones con los usuarios, por lo que, en este sentido, el juego se queda un poco corto.

La historia del constructor de mundos

Visto desde un punto de vista amplio, Dragon Quest Builders es una aventura de construcción al estilo Minecraft pero centrada en el modo para un jugador. Se elimina gran parte del componente multijugador para dotar de mayor narrativa al título, haciéndolo mucho más deseable para aquellos que buscan perderse en mundos de Dragon Quest construidos por ellos mismos.

Conserva intacto el ADN de la saga; su estilo gráfico, su música y sus personajes hacen que Builders sea, ante todo, un juego de Dragon Quest.

El concepto de juego por fases es lo que más nos ha chocado, y es que tener que construir un mundo para luego tener que volver a empezar de nuevo puede hacer sufrir demasiado a los jugadores.

Square Enix puede estar muy orgullosa de esta nueva creación para Nintendo Switch, siendo técnicamente calcado a la versión del juego para PS4, tanto en modo portátil como sobremesa.

Os animamos a haceros con este juego si amáis el método de construcción de los juegos de bloques, si os encanta la saga Dragon Quest, o si buscáis una experiencia RPG para un jugador diferente donde la construcción y la narrativa se dan la mano.

8.5

[Análisis] Dragon Quest Builders

Puntuación Nintenderos: Muy recomendado

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • La esencia de Dragon Quest permanece intacta en este mundo personalizable.
  • Su adictivo sistema de juego nos incita a seguir explorando y consiguiendo materiales por el mundo.
  • Muy buen apartado técnico sin problemas ni fallos de ningún tipo.
Flojea en:
  • A pesar de la existencia de Terra Incognita, un modo multijugador online más activo habría venido muy bien para complementar la construcción.
  • El jugador puede frustrarse a la hora de visitar un nuevo área de construcción en la historia principal.