Al igual que los entusiastas de los deportes y los consumidores de todas las formas de entretenimiento atractivo, los jugadores son apasionados y dedicados con su tiempo. Después de haber cautivado a los jugadores durante más de cuatro décadas, más de 2 mil millones de personas en todo el mundo disfrutan de los videojuegos. La Organización Mundial de la Salud sabe que el sentido común y la investigación objetiva demuestran que los videojuegos no son adictivos. Y, poner esa etiqueta oficial en ellos trivializa imprudentemente problemas reales de salud mental como la depresión y el trastorno de ansiedad social, que merecen tratamiento y toda la atención de la comunidad médica. Alentamos encarecidamente a la OMS a que cambie de dirección en su acción propuesta.