[Análisis] Black The Fall

Análisis Análisis Switch Nintendo Switch

[Análisis] Black The Fall

Lenin o Stalin fueron nombres que asolaron los países del oriente europeo con su ideología comunista. Muchos de ellos sufrieron los efectos de este sistema político en el cual la propiedad privada y la lucha de clases quedaban extintas. De entre los afectados encontramos a Rumanía, el país donde nació Black The Fall.

De un pequeño grupo de ocho personas nace Sand Sailor Studio, una pequeña desarrolladora de Bucarest que se ha querido estrenar en el mundo de los videojuegos con Black The Fall. Iniciado como una pequeña demo para móviles, el juego fue creciendo hasta tal punto que comenzó un Kickstarter con tal de llevar esa pequeña muestra a un lugar más grande.

Tras una exitosa campaña de financiación, Black The Fall ha conseguido estrenarse en Nintendo Switch para explicar los estragos de una Rumanía asolada por el comunismo a través una historia de ciencia ficción basada en los años 90.

La misteriosa y dramática atmósfera de su mundo

Encarnamos a un obrero que pretende dar frente al comunismo escapando de la esclavitud de la fábrica a la que están sometidos a trabajar sin descanso alguno. Y es de esta misma manera con la que deberemos pasar desapercibidos de nuestros capataces.

Sin posibilidad de defendernos, debemos escapar haciendo uso del sigilo y el plataformeo en un scroll-lateral en el que los captores se convertirán en ejecutores si nos descubren. Estos hacen uso de un láser para marcarnos como objetivo, sin que tengamos posibilidad alguna de escapar: si nos ven, morimos.

Avanzando en la historia, podremos adquirir este láser para ordenar a nuestros compañeros de trabajo que nos ayuden. Además, llegado el ecuador del juego nos encontraremos con un compañero de viaje para seguir haciendo uso de esta mecánica e ir resolviendo los puzles que nos irá proponiendo el juego gracias a unos controles sencillos y rápidos de aprender.

Aun así, tanto el control como las animaciones podrían ser mejores, ya que ambos son bastante toscos y pueden llegar a resultar molestos en ciertos momentos del juego. Afortunadamente, los puntos de control son constantes al tratarse de un juego de prueba y error en el que la mayoría de puzles son sencillos.

Aunque la sencillez no quiere decir que sean repetitivos. La diversidad y la incorporación continua de nuevas mecánicas están muy presentes en los puzles, creando situaciones en las que necesitaremos aplicar la lógica, observar el escenario o utilizando la profundidad que, aunque nosotros no la podamos utilizar a nuestro gusto, si podrán hacer uso de ella nuestros compañeros.

La progresión de dificultad es adecuada, utilizando siempre elementos del anterior puzle, pero variando su uso gracias a un nuevo elemento en el escenario.  Aun así, en algunas ocasiones nos ha parecido que se otorgaban demasiadas facilidades al jugador, eliminando así la sensación de satisfacción al resolver los rompecabezas.

Escucha y observa

No obstante, hay puzles que destacan y consiguen sacar una sonrisa al jugador. El máximo exponente de ello es el que el propio juego te recomienda usar auriculares para resolverlo con eficacia. Gracias a un gran apartado sonoro, los responsables de Sand Sailor Studio han querido presumir de ello creando un puzle en el que debes escuchar antes de actuar. Es con este rompecabezas donde descubres la importancia sonora de Black The Fall, convirtiendo el sonido en un elemento más de esa pegajosa atmósfera de la que te será difícil desengancharte. viagra

Y hablando de estos pegajosos elementos tenemos su aspecto visual, un estilo que le va como anillo al dedo. Utiliza una paleta de colores oscura para recrear esa atmósfera de la posguerra y la decadencia de la ciudad. Además hace un uso magnífico de la luz, resaltando lo que quieren que se vea de una forma muy sutil.

Perdiéndose en la oscuridad

Lamentablemente este arte es también su debilidad, creando así un arma de doble filo. Por fortuna o por desgracia, Black The Fall comparte un estilo visual muy parecido al de Limbo e Inside, pero especialmente al de este último. En muchos aspectos se parece tanto al juego de Playdead que llega a ser inevitable su comparación mientras lo juegas. Por ese mismo motivo, os recomendamos mantener la mente en blanco y os dejéis atrapar por su atmósfera.

Gráficamente el juego no es puntero, con ciertos errores visuales en algunos lugares y con elementos poco creíbles en lo visual. Esto ocurre especialmente si usamos Switch en el modo portátil. No obstante, en el modo dock el juego gana tanto en contraste como en resolución.

Por otro lado, no se recompensa la rejugabilidad más que revivir de nuevo las experiencias de una Rumania dominada por el comunismo. No obstante, si nos ha gustado algún momento en concreto, siempre lo podremos repetir a través de la selección de capítulos que se nos desbloqueará al completar el juego por primera vez. Esta sección está dividida en cinco actos con una duración aproximada de unas seis horas en total.

Aprende, sorpréndete y juega

Sumido en un mundo dominado por el comunismo, Black The Fall nos muestra la decadencia de un país en su lado más oscuro. Unos puzles sencillos a la vez que inspirados, un apartado sonoro notable y un estilo visual característico acompañaran a nuestro misterioso protagonista del que no sabremos nada de él más que ser la mera representación de la fuerza de un pueblo. El primer videojuego de Sand Sailor Studio aporta variedad, calidad sonora y visual y la historia de un pueblo en contra de unos ideales impuestos. Si os gustó Limbo e Inside, este es vuestro juego. Si no, es un buen juego para empezar.

Podéis adquirir Black The Fall a partir del 9 de enero del 2018 por 14,90€ en la eShop de Nintendo Switch con un tamaño de descarga de 931,14 MB.

8.0

[Análisis] Black The Fall

Puntuación Nintenderos: Muy recomendado

  • Historia:
  • Jugabilidad:
  • Gráficos:
  • Sonido:
  • Duración:
  • Multijugador:
Destaca en:
  • Apartado sonoro notable.
  • Visualmente bonito.
  • Puzles ingeniosos.
  • Buena atmósfera.
Flojea en:
  • Animaciones y controles toscos.
  • Poca personalidad.


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