[Opinión] Jugando con el sexo opuesto

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[Opinión] Jugando con el sexo opuesto

Seré breve. Aunque el asunto que comentaré en estas líneas bien se merece un análisis contundente y aburrido. “¿Qué asunto?”, os preguntaréis (o no). La representación de las personas que sostienen el mando y miran fijamente la pantalla —es decir, los jugadores— en el mundo ficticio que hay plasmado en esta. Saco a colación este asunto porque está de moda y, recientemente, se está hablando mucho más sobre ello debido a que Emily Rogers rumoreó en su momento que el nuevo The Legend of Zelda:Breath of the Wild permitiría que los jugadores escojamos si queremos ser Link varón o Link mujer (o Linkle, un nombre previsible, puesto que es el que tiene en Hyrule Warriors e Hyrule Warriors Legends). Las mujeres, y los hombres, deben tener la oportunidad de sentirse el héroe; así pues, ¿por qué no es el protagonista del nuevo Zelda una mujer? De esta manera, las mujeres se sentirán representadas.

El asunto es viejo: los videojuegos —sobre todo los de género rol— hace tiempo que permiten hacerte el personaje más o menos a la medida del jugador. Empiezas la partida y te dejan escoger entre ser varón o mujer, ser gradualmente más alto o más bajo, ser más moreno o más rubio, vestir más formal o más informal, etc. La idea que sostienen algunos es que esto permite que te representes en tu personaje, ¡como si fuera tuyo! El ejemplo más claro está en Los Sims. Es un juego de rol que, en vez de pelearse, los personajes simulan la vida ordinaria de los habitantes de un mundo con costumbres americanas. A este tipo de juegos los llaman de simulación (además de ser, en este caso, un sandbox). En el caso concreto de Los Sims, los jugadores podemos crear nuestra familia y, para las personas que viven identificándose y representándose, sentirnos identificados y representados. Así pues, voy a hacer la prueba y ver si se me representa bien en un videojuego ideal para sentirse representado.

Empiezo partida en Los Sims 2 y creo mi familia, formada por dos personajes: mi novia, Laíta, y yo, Xavier. Pasan horas de juego insulsas; sin embargo, abruptamente, Xavier tiene un deseo: hacer el ñiqui ñiqui con una persona ajena de la familia. Qué cierto: confieso que he tenido ese deseo en mi vida real. Así que me dispongo a hacer lo necesario para satisfacer al sim (así se llaman los personajes en el videojuego). Primero, rescindo el empleo de Xavier y le consigo un trabajo de muchas horas a Laíta, habrá que tener tiempo libre y la casa para él solo, claro. Consecutivamente, consigo dinero con trucos (tecleando motherlode, por ejemplo) y me compro un lujoso jacuzzi. A partir de entonces, empiezo a relacionarme con la vecina Mina Caliente: primero, la saludo; luego, la divierto con una sucesión de chistes, rumores y halagos; posteriormente, la invito a unos macarrones con queso; y, finalmente, al cabo de varios días, nos ponemos serios. No hace falta ni que la invite a bañarse conmigo en el jacuzzi: ¡La sim se mete conmigo sola! Nos relajamos y hacemos el ñiqui ñiqui. Deseo realizado.

A decir verdad, no del todo. Yo sigo sin haberme acostado con nadie ajeno a mi familia. ¡Menos desde el sillón en el que juego! Pero me lo he pasado bien jugando. De verdad que es divertido la primera vez que lo haces. Luego el videojuego acaba por coger polvo, porque no es del todo bueno. Pero ha sido divertido jugarlo. Esto es, diversión. Déjenme decirlo otra vez más: diversión. Es divertido realizar este deseo porque en la vida ordinaria que vivimos no es tan fácil y es vergonzoso intentarlo. Y el sexo sigue siendo tabú. Pero yo no he vivido ningún tipo de representación jugando a Los Sims.

De la misma manera, en los juegos de Zelda, lo divertido es superar puzles. Que el personaje sea así o asá es secundario. ¿Que lo quieren hacer mujer? Perfecto. A mi me da igual. No me indentifico con Link, ni me importa. De hecho, para este último han procurado que el personaje sea lo más vacío posible para que los jugadores se identifiquen al máximo con él. Pero para mí no creo que resulte. Como lo veo yo, los personajes de videojuegos viven por tener un diseño bonito, como se puede observar en las imágenes que se intercalan en el artículo, y poco más. El nivel de diseño psicológico es tan bajo que nunca me transmiten verisimilitud. Así que si en el futuro una mujer protagoniza un juego de Zelda, no tendré ningún problema en jugar con ella. De hecho, así lo haré. En un juego de la saga solo espero que me diviertan e impresionen a partir del género y no de los personajes, así como me impresioné y divertí jugando a Fire Emblem, donde la protagonista era Lyn, por cierto.